Mis querid@s Steemitas tengo por costumbre escribirle sobre los fabulosos paisajes que he tenido la dicha de visitar, pues la experiencia en Argentina fue totalmente diferente, ahora, ¿qué fue lo de este viaje que lo cataloga como una experiencia distinta?
Trabajé en una escuela por catorce años que forman estudiantes para el canto “Niños Cantores del Zulia”, con el pasar del tiempo fui observando que los chicos se comenzaron a desmotivar y me costaba que se quedaran en el turno de la tarde para sus clases de canto por lo que se nos ocurrió ofrecerles proyectarlos fuera del país si tenían un alto desempeño, cosa que lograron.
Uno de los viajes planificados fue el llevarlos para Buenos Aires y allí comenzó uno de los desafíos que me hizo por varios meses, quitarme el sueño jajajaja. Para este reto nos organizamos el director del Coro, mi amigo Osvaldo Nolé con el proceso de selección y mi persona quien era la Directora de esa escuela con las actividades profondos ya que los costos eran muy altos.
Entre meses de trabajo en colaboración con los representantes se realizaron diferentes actividades como vendimias en un parque concurrido de la ciudad, domingos familiares, bingos, rifa, entre otras que nos permitieron ayudar con los gastos, más una cuota fijada a los representantes.
Hasta que por fin llegó el día de la partida, salimos de Maracaibo-Caracas con 33 chicos en edades comprendidas de 9 a 15 años en un autobús quien nos dejó en el aeropuerto de Maiquetía. De allí tomamos un vuelo con destino a Buenos Aires, el recorrido total fue de aproximadamente 24 horas. Al llegar al aeropuerto no tenía ni idea como trasladarnos todos juntos ya que no conseguimos una Vans, por lo que tuvimos que montarnos como en 5 taxis con apenas tres adultos.
Llegamos al hotel todos y como en total hacíamos 36 personas nos alquilaron el hotel completo a nosotros. Lo malo fue que era de cuatro pisos y a los chicos los distribuyeron de dos o tres por habitación, así que los tenia repartidos por todas partes, guaoo como me costó poderlos controlar ya que estaban todos acelerados por estar sin sus padres y con sus amigos.
El primer día fue organizarlos por habitación, créanme que no fue nada fácil y como me acompañaba un sacerdote amigo, el Padre Javier Fuenmayor, a él lo deje con la misión de agruparlos ordenados con desordenados, pequeños con pequeños, y los más terribles con él en su habitación. A mí me tocaron los mas pequeñitos que extrañaban sus papas jajaja.
Luego de organizarlos que nos dio casi medio día, los llevamos almorzar en un sitio cerca, puesto que teníamos la primera presentación en la Catedral de Buenos Aires, nuestro primer tropiezo, resulta ser que el sacerdote se confundió con la hora y cuando llegamos ya la misa había iniciado por lo que los chicos no les dio tiempo de colocarse sus OPAS y tuvieron que presentarse con la ropa que andaban, esos apuros no se olvidan y son los que se recuerdan como chiste pero que en el momento fue una pena grandísima.
Todos los días en la mañana teníamos una rutina, yo salía temprano a recorrer las panaderías y/o supermercados en búsqueda del desayuno y la merienda, luego teníamos “la guerra” con los chicos para que se levantaran; salían ya listos como a las 10 de la mañana luego de la inspección que le hacíamos a las habitaciones para que salieran a desayunar.
Una vez que desayunaran, les tocaba ensayar los repertorios del día, luego bajaban al Lobby del hotel donde había computadoras y aprovechaban para distraerse. La verdad es que se portaron bien, aunque por ser tantos siempre se sentía el bullicio. En la tarde merendaban y salíamos a las distintas presentaciones, paseábamos por el lugar y de regreso parábamos en un restaurante para que comieran.
Cuando no tenían presentación los llevábamos a pasear. Visitaron el Capitolio, El Palacio de Gobierno, el Centro de la Ciudad, el Puerto Madero y un día los llevamos en tren al Tigre, como a hora y media de la ciudad. Aunque se dice fácil, no fue así, ya que andar con un grupo de 33 niños y en ocasiones sólo dos personas adultas, fue un desafío y estrés constante ya que era la responsable legal de cada uno de los niños.
Uffff la vez que fuimos al centro en un solo instante cada uno se metió en una tienda que le interesaba, por lo que me dije, ahora si me van a faltar muchachos, que dolor de cabeza tan grande me dio. La ventaja fue que los organizamos cuando llegamos en grupos de 5, asignando un grande en cada uno y yo siempre con mis chiquiticos. Por lo que llamé a los jefes de grupos y les dije, o me aparecen cada uno con su grupo o nos devolvemos mañana mismo a Maracaibo, jajaja eso dio resultado ya que aparecieron todos y el regaño que les di no fue nada normal jejejeje que momentos.
Y lo más difícil, las noches, ya que al llegar en vez de cansados por el agite del día, por el contrario, se transformaban en los GREMLI de la película cuando les agregaban agua, la analogía es para los que vieron la película. Se activaban y ni la mas remota posibilidad de que se durmieran y claro, no podía descansar hasta no tenerlos a todos en su cuartos sin inventar, y tenía que recorrer los cuatro pisos N veces y en ocasiones me sentaba en el piso para escuchar de donde venía el ruido, razón por la cual, al día siguiente les costaba levantarse y yo amanecía destrozada.
Siempre en todos los viajes era lo más difícil y lo que me hacia decir, no vuelvo a planificar otro viaje. Lo cierto es que es una experiencia única y muy enriquecedora, deje de ser la Directora y pasé a ser la mamá que peleaba, que los amenazaba, la que me metía en sus habitaciones y me encerraba con ellos hasta asegurarme que los cuartos estaran arreglados, la que los abrazaba, los consentía y la que los curaba cuando se enfermaban.
Por esta razón ni recordaba mi cámara ya que estaba pendiente era de contar siempre 33, así que todos los paisajes están en la sim card de mi cerebro. Cuando vuelva a visitar esta bella ciudad me aseguraré de registrar en mi cámara cada belleza de sus paisajes, así de esta manera me despido de este particular relato con el compromiso de seguir narrando estos fantásticos viajes entre niños y más niños.
Maravillosa e inolvidable experiencia. Tenemos en común el trabajar el canto con niños aunque ya estoy jubilado y, sin embargo por iniciativa propia y sin fines de lucro ,mantengo desde enero del 2017 un quinteto infantil femenino con ejecución del cuatro de parte de las 5. Sé que no es fácil ni sencilla esta misión, pero con vocación (deducible en tus propósitos) y mucho corazón se logra el éxito.
Le pido a Dios que te bendiga y coadyuve a seguir siempre adelante. Felicitaciones.
Que bueno que compartamos esa pasión amigo @lecumberre, tú mas que nadie entiende que ese cansancio se traduce en gratificación
Los admiro muchísimo, todo el corazón y dedicación que ponen para sembrar futuro, porque eso hacen, nutren el futuro de los jóvenes, amen a todas esas bendiciones y también mis felicitaciones por aportar y dedicarse algo tan bonito como lo es la educación. <3
Muchas gracias, el cariño de los niños es lo verdaderamente gratificante
Woo que Hermoso viaje y magnifica aventura, déjame decirte que mi papa fue estudiante de niños cantores y también llego a participar en el coro aunque no con tanta frecuencia. Saludo
Que interesante que tu papa haya formado parte de la escuela Niños Cantores, eso lo lleva consigo toda la vida. Muchas gracias por tu comentario
Mi querido amigo @amestyj tus palabras me saltan el corazón, que lindo leer tan lindas palabras sobre mi pequeño recorrido por la vida. Desde mi trabajo trato de transformar la visión de la educación para que el recuerdo de los estudiantes se el.más placentero. Muchas gracias por visitarme, nos seguimos leyendo.
Se nota que la pasaron muy bien!
Siiii son momentos inolvidables, gracias por tu comentario
Siempre me causa admiración la dedicación de lis profesores. Máxime en un viaje, es casi una labor de ONG.
Gracias
La experiencia de compartir con los niños y jóvenes fuera de su ámbito escolar es lo que lo transforma en algo inolvidable para mi, pero sobre todo, para ellos que lo llevarán como un recuerdo toda su vida. Gracias por comentarme