This story that I bring to you today makes me think a lot about the situation that my country Venezuela has lived in recent years, as there are people who simply do not believe in the immense power that faith and devotion have for our God and the sacred mass.
I hope you like them and leave them some important teaching
Many years ago, in the city of Luxembourg, a captain of the forest guard entertained himself in a lively conversation with a butcher when an older woman entered the butcher shop. She explained to the butcher that she needed a piece of meat, but that she did not have the money to pay for it.
Meanwhile, the captain found the conversation between the two very entertaining, "a piece of meat, but how much will he pay me for that?" the butcher asked. The lady replied, "Excuse me, I do not have any money, but I will go to Mass for you and I will pray for your intentions." The butcher and the captain were good men but indifferent to religion and began to make fun of the woman's response.
"It's fine," said the butcher, "then you will go to Mass for me, and when I return I will give you as much meat as Mass." The woman went to Mass and returned. When the butcher saw her coming, she picked up a piece of paper and wrote down the phrase "she went to Mass for you," and put it on one of the scales' plates, and on the other plate she placed a small bone. Nothing happened and he immediately exchanged the bone for a piece of meat. The piece of paper weighed more.
The two men began to be ashamed of what happened, but they continued. They placed a large piece of meat on one of the scales' plates, but the paper continued to weigh more.
Going into desperation, the butcher checked the balance, but everything was in perfect condition. "What does a good woman want, is it necessary that I give her a whole leg of pork?" She asked. As he spoke, he placed a whole leg of pork on the scale but the paper still weighed more. Then a larger piece was placed on the plate, but the paper continued to weigh more.
Such was the impression that the butcher who became at that moment took and promised the woman that he would give her meat every day at no cost. The captain left the butcher shop completely transformed and became a faithful assistant of Masses every day. Two of his sons would later become priests, one of them Jesuits and the other of the Sacred Heart. The captain educated them according to their own experience of faith. Then he warned his two sons that "they should celebrate Mass every day correctly and that they should never leave the sacrifice of the Mass for something personal".
Esta historia que les traigo hoy me hace pensar mucho en la situación que vive los últimos años mi País Venezuela, como hay personas que simplemente no creen en el poder inmenso que tiene la fe y la devoción por nuestro Dios y la sagrada misa.
Espero les guste y les deje algo de importante enseñanza
Hace muchos años, en la ciudad de Luxemburgo, un capitán de la guardia forestal se entretenía en una animada conversación con un carnicero cuando una señora ya mayor entró a la carnicería. Ella le explicó al carnicero que necesitaba un pedazo de carne, pero que no tenía el dinero para pagarlo.
Mientras tanto, el capitán encontró la conversación entre los dos muy entretenida, "un pedazo de carne, pero cuánto me va a pagar por eso?" preguntó el carnicero. La señora le respondió, "perdóneme, no tengo nada de dinero, pero iré a Misa por usted y rezaré por sus intenciones". El carnicero y el capitán eran buenos hombres pero indiferentes a la religión y se empezaron a burlar de la respuesta de la mujer.
"Está bien" dijo el carnicero, "entonces usted va a ir a Misa por mí, y cuando regrese le daré tanta carne como pece la Misa". La mujer se fue a Misa y regresó. Cuando el carnicero la vio viniendo cogió un pedazo de papel y anotó la frase "ella fue a Misa por ti", y lo puso en unos de los platos de la balanza, y en el otro plato colocó un pequeño hueso. Nada sucedió e inmediatamente cambió el hueso por un pedazo de carne. El pedazo de papel pesó más.
Los dos hombres comenzaron a avergonzarse de lo sucedido, pero continuaron. Colocaron un gran pedazo de carne en unos de los platos de la balanza, pero el papel siguió pesando más.
Entrando en desesperación, el carnicero revisó la balanza, pero todo estaba en perfecto estado. "¿Qué es lo que quiere buena mujer, es necesario que le dé una pierna entera de cerdo?", preguntó. Mientras hablaba, colocó una pierna entera de carne de cerdo en la balanza pero el papel seguía pesando más. Luego un pedazo más grande fue puesto en el plato, pero el papel siguió pesando más.
Fue tal la impresión que se llevó el carnicero que se convirtió en ese mismo instante y le prometió a la mujer que todos los días le daría carne sin costo alguno. El capitán dejó la carnicería completamente transformado y se convirtió en un fiel asistente de Misas todos los días. Dos de sus hijos se convertirían más tarde en sacerdotes, uno de ellos jesuitas y el otro del Sagrado Corazón. El capitán los educó de acuerdo a su propia experiencia de fe. Luego advirtió a sus dos hijos que "deberán celebrar Misa todos los días correctamente y que nunca deberán dejar el sacrificio de la Misa por algo personal".
That is an interesting story
totally, thanks for your visit!