Lo que el Espíritu produce es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. Gálatas 5:22
La paciencia es una virtud que viene de Dios, es el resultado del dominio propio y parte de la piedad que Cristo nos enseñó. Esta capacidad nos ayuda en nuestro crecimiento y nos hace más fuertes en la fe en los momentos de prueba, además de que agrada a nuestro Padre.