Una de Miedo - Noche 6

in #steemit7 years ago (edited)
Cuando K. era pequeña, su cuento favorito era el de la Sayona. Y., la mayor de todas su primas, tenía el cuento en uno de sus libros de primaria y cada vez que K. la visitaba, la niña le pedía a su prima que se lo leyera.

Ambas se sentaban en la cama de la tía abuela, se cubrían con la sábana y alumbraban el libro con una linterna, o se escondían junto a la nevera en la sala con las luces apagadas y la puerta cerrada, para crear un ambiente de miedo. Todos los primos que estuvieran cerca y que tuvieran permiso para jugar en casa de la tía abuela B. corrían a escuchar el relato de Y., ansiosos de ser asustados.

Esta aparición materializada en la figura de una mujer delgada, alta, de uñas largas y muy elegante, es considerada como una señal castigadora y reprobatoria de la mala conducta e infidelidades cometidas por los hombres.
Esta leyenda originaria de Los Llanos, data de la época colonial; sin embargo, hoy en día, todavía se escuchan “cuentos” de personas asegurando que han sido interceptados en algún camino por esta gélida y espantosa mujer.
Un habitante de El Regalo, haciendo referencia a su encuentro con La Sayona, nos contó que una noche cuando su esposa dormía, se escapó para visitar a su amante. En medio de su caminata, se sorprendió al ver que dicha mujer venía a su encuentro, pero caminaba tambaleante y su cabello era muy largo.
El hombre empezó a correr detrás de ella, pero al llegar a la puerta de la casa en donde vivía la mujer, ésta siguió de largo. El hombre extrañado exclamó:
-“¡Pero bueno!, ¿qué pasa?”
Cuando volteó, se encontró con una mujer blanca y con los dientes como una hacha. El hombre salió corriendo y cuando llegó a la puerta de su casa, se encontró con la aparición nuevamente. Esta le extendió los brazos para estrecharlo, y así lo hizo.
Cuando el hombre logró soltarse, entró a su casa y oyó la voz de su comadre que le preguntaba:
-“¿Compadre, y qué le pasó?"- Y éste le contestó:
-" ¡Qué buen susto comadre!, dígame, salí un momentico a orinar afuera y me salió esa mujer..."
-“Mire compadre, esa es La Sayona"
-"¿No será que usted tiene cosas con otra mujer? Cuídese, yo que le digo...”
El hombre asegura que después de esta experiencia -aunque fue hace mucho tiempo-, nunca más le quedaron ganas de volverle a ser infiel a su mujer...
Otras versiones dicen que la intención de La Sayona es atraer a los hombres hasta el cementerio, sin que estos puedan verle el rostro, con la intención de aterrorizarlos al descubrir que han estado caminando en compañía de una calavera.
La Sayona tiene la particularidad de “desdoblarse”, esto quiere decir que puede presentarse como un perro, un lobo o como la mujer antes descrita.
Así que si eres uno de esos hombres, que disfrutas pensando que puedes tener varias mujeres, no te descuides, porque puede que un día de estos La Sayona decida hacerte una visita...
Mitos y Leyendas de Venezuela

Cuando Y. terminaba de leer el cuento de su libro escolar, la mayoría de los primos había salido corriendo del miedo, o se habían echado a llorar y no terminaban de escuchar el relato. Pero K. era más valiente (o eso quería demostrar) y siempre se quedaba hasta que Y. terminara todo el cuento. Pero cuando Y. terminaba de leer la historia, comenzaba el verdadero cuento de terror.

Una noche Y. se había quedado con su familia en una casa de campo muy lejos de la ciudad.
K. no recordaba muchos detalles del relato de su prima, pero sí recordaba claramente cada detalle del lugar como Y. se lo había descrito: Era un lugar muy solitario, frío y oscuro, las paredes eran de tabla y latón y entre las endijas se dejaba entrever la luz de los faroles del exterior. La noche era profunda y negra, helada, no había ruidos afuera.
Los perros que ladraban a mitad de la noche cuando algún extraño se acercaba, aullaron asustados y huyeron de miedo.
Y. era la única que permanecía despierta, no podía dormir y tenía miedo. A través de los cristales de unas ventanas paneladas sucias de bordes blancos a lo largo de la pared, Y. podía mirar hacia el desolado exterior.
Hizo una brisa fuerte que provocó que retumbaran los cristales y resonara el latón de la casa. Entonces repentinamente Y. comenzó a divisar cómo la figura de una mujer, de largos cabellos negros y sin rostro, vestida de negro, comenzó a caminar frente a la ventana.
K. recordaba claramente las palabras de Y.:

No tenía rostro. Sólo era una plasta negra, una masa sin forma que se empegostaba contra la ventana. ¡Pero tenía esos ojos rojos! ¡Aquellos ojos ojos de demonio que te causan pesadillas!

Y a partir de ese momento, K. no podía escuchar más. El relato de la prima Y. siempre estaba acompañado de gritos, imitaciones de llantos o sustos que erizaban la piel y hacían temblar a los más pequeños. Era justo después de ése "relato de la vida real" de Y. que a K. se le acababa toda la valentía y terminaba por salir corriendo a esconderse detrás de la tía abuela B. o llorando.
Obviamente en la noche, después de escuchar el cuento, K. no podía dormir y teminaba acompañando a mamá en la cama después de llorar por mucho rato. La abuela siempre se molestaba con K. por andar leyendo cuentos de miedo, ya que a la final, ni podía dormir la niña, ni dejaba dormir a la mamá que tenía que ir a trabajar al día siguiente temprano.

-"Sólo son cuentos" decía mamá, tratando de calmarla. - "Acá estamos en la ciudad, aquí no te va a pasar nada..."

Pero K. se quedaba mirando fijamente hacia la ventana de la habitación que daba a la calle, hasta quedarse dormida...

Una noche, después de escuchar los cuentos de la prima Y., K. no podía dormir. Se quedó despierta hasta tarde acompañando a su madre a ver televisión.

Se acabó la novela, se acabó el noticiero y llegó el momento en que mamá se fue a dormir a su cama. Arrastrando la sábana y la almohada, K. se acostó al lado de su madre, viendo fijamente a la ventana.
Pasaba la media noche. La calle estaba completamente desierta, no pasaba ni un solo carro, ni uno de los gatos callejeros que siempre estaban afuera del edificio... Sólo se veía la esquina solitaria, el viento que movía las hojas y la luz amarilla de la farola que iluminaba todo a su alrededor.

Un viento sepulcal sacudió las hojas del jardín afuera de la ventana y ¡BAM!

La figura de una horrible mujer de cabellos largos, enormes garras, sin rosto y ojos rojos como demonio se estrelló contra la ventana, aplastándose contra el cristal como si quisiera entrar... Y había otras criaturas detrás de ella, salidas de la nada...

K. gritó y se cubrió el rostro con la almohada, llorando, para dejar de ver aquél rostro. Su madre la abrazó y comenzó a acariciar su cabeza.

-"Ya, ya. Es sólo una pesadilla..."

K. lloró hasta quedarse dormida. No había sido una pesadilla, K. no había podido cerrar los ojos en toda la noche...

Pero desde aquél día, nunca le volvió a pedir a la prima Y. que le narrara aquél cuento...
Ni tampoco volvió a mirar afuera de las ventanas durante la noche...


Ilustración de Axel Alonso

Continuará...

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a mi me encantan estos cuentos

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