Había llorado durante horas, días e incluso podría decir que meses. Era un llanto silencioso, de esos que solo escuchas tú y sientes en cada parte de tu ser. Cada vez que lloraba me repetía que no merecía nada de lo que estaba sucediendo, era digno de algo que valiera la pena y fuera reciproco. Pero el corazón no entiende de palabras y solo siente de una manera intensa por personas que no merecen ningún latido, preocupación y mucho menos lágrimas. Pero ahí estaba yo, en una esquina del cuarto, con un cigarro en la mano y el corazón latiendo violentamente.
Jalo un poco de la cola del cigarro y espero que transcurra unos segundos para soltar el humo que se desvanece en cuestión de segundos. Así, nada más. Como algo que pudo ser pero no fue. Así fue nuestra relación, mero humo de cigarro que se desvanece en el aire. La cabeza me da vuelta y siento los dedos ardiendo de tanto cigarro que he fumado. Sin mentir creo que me he acabado más de tres cajas por día desde que todo empezó. No me siento orgulloso, más quisiera acabar con esta adicción. Pero es lo único que me hace olvidar.
Y bueno, también el alcohol. Pero esa es otra historia mucho más lamentable. El alcohol entra en mi organismo con una fuerza inmensa que no se detiene hasta que los sentidos que me mantienen cuerdo desaparecen y la honestidad de un borracho me obliga a realizar cosas que luego me arrepiento. No mentiré y diré que la visité las veces que fue necesario mientras estaba borracho, que me gritó y yo le grité, pero también le supliqué que volviera a mí, que las cosas serían mejor y pondría más de mí para cumplir nuestras metas. Debí hacerle caso cuando me dijo que me retirara, o cuando me suplicó que no volviera, pero borracho no entiende de palabras.
Y aquí estoy, sentado sobre mi propio ser en el no sé cuál cigarro del día llorando mientras recuerdo todos los momentos que nos hicieron eternos. Quizá podremos estar separados, o más nunca dirigirnos la palabra, pero los momentos que plasmamos en ese gran libro que se llama vida están ahí, no se puede borrar. A eso es lo que me he estado dedicando los últimos meses, rememorar lo que fuimos, lo que éramos juntos. Una combinación perfecta de dos personas imperfectas que jugaban a que todo fuese perfecto. Pero por mucho que fuerces, un circulo no puede entrar donde solo es capaz de hacerlo un cuadrado.
Jalo del cigarro nuevamente mientras una lágrima cae sobre mi pantalón. Estoy roto por dentro, con el corazón hecho pedazos y la mente en muchas cepas. Sé que saldré de esto pero no quiero salir, sé que seré mejor pero no quiero intentarlo, no si no es contigo, no si no es a tu lado. Sé que puedo encontrar otra persona, pero no quiero alguien nuevo en mi vida cuando aún estás presente en todas tus facetas.
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"Como algo que pudo ser pero no fue." Esto me llegó como no tienes idea...