☝✁ Un hilo rojo que nos une ✁☝

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Cuenta una leyenda oriental que las personas que están destinadas a conocerse poseen un hilo rojo atado en uno de los dedos de las manos, este hilo jamás desaparece y permanece constantemente atado a pesar del tiempo y la distancia no importa lo que tardes en conocer esa persona, o el tiempo que pases sin verla, tampoco importa si vives al otro extremo del mundo. Ese hilo se estirara hasta el infinito pero jamás se romperá, este hilo lleva contigo desde tu nacimiento y te acompañara a lo largo de tu vida, muchas veces prensado o suelto pero sí bastante enredado.

El abuelo de la luna sale cada noche a conocer ha los recién nacidos y atarles un hilo rojo en sus dedos, un hilo que decidirá su futuro un hilo que guiara estas almas para que no se pierdan, y esta leyenda va así:

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Hace muchos años un emperador se enteró que en alguna de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa, que poseía como poder ver todos los hilos rojos del destino. El emperador la mando a traer ante su presencia, al llegar la bruja este le ordeno que buscara el otro extremo del hilo que él tenía y lo llevaran delante de la que posiblemente seria su esposa. La bruja accedió, y procedió con la búsqueda, recorrió muchos sitios, largas calles y callejones, luego de varios días esta búsqueda la llevo hasta un mercado. Aquí encontró a una mujer campesina con una bebe en brazos, que ofrecía sus productos. Al llegar hasta la campesina, la saludo y cortésmente la invito a ponerse de pie, hizo que el joven emperador se acercara y con voz baja le dijo “Aquí termina tu hilo”, el emperador enfureció, diciendo que era una burla de la bruja. Con tanta rabia empujo a la campesina que aun llevaba a la bebe en brazos, tumbándola al piso hizo que la bebe se diera un fuerte golpe en la frente rompiéndola, ordeno a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza. Muchos años después llegó el momento que el emperador debía casarse, más no tenía ni la mínima idea de con quién. Su corte le sugirió que desposara a alguna de las hijas de un general muy poderoso, este acepto. Llego el día de la boda, en ese momento por primera vez vio a su esposa con un largo vestido completamente blanco perla, y un largo velo que le cubría todo el rostro. Al levantárselo vio que en su rostro tenía una cicatriz bastante peculiar en la frente.

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Esta historia esta tan arreglada en las culturas orientales, que millones de personas llevan unidas a ella un hilo rojo verdadero. Aunque no se sabe si el origen de esta sea Chino, Japonés o tal vez Hindú se dice que la historia se comenzó a conocer que la arteria ulnar conecta el dedo con el corazón, fuente de vida y eternamente concebido como el hogar del amor, un hilo rojo al que no se le pueden colocar nuestros caprichos, un hilo que no podemos deshacer ni romper, es un hilo que va directo al corazón. Ese que conecta a los amores eternos y más profundos, esos que simbolizan un antes y por los que no hay un después, el amor de nuestras madres, de un padre o un niño.

El hilo rojo simboliza el amor y el interés común.

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