La primera vez que aquel eco del dragón despertó dentro de ella Aelina pensó que sería sencillo. Soberbia como siempre había sido creyó que por el mero hecho de que aquel poder venía de su propia sangre todo estaría bajo control... Qué equivocada estaba.
Esa primera vez sintió la furia, las llamas, el deseo irracional de destrucción y sangre. Todo eso que trataba siempre de mantener a raya para no decepcionar a su padre; para no convertirse en algo peor que su abuelo. Toda esa locura que le corría por las venas, ardiente, peligrosas, y sobre todo altamente adictiva.
Matar era divertido, era poético, fácil. Perdonar era una mala alternativa, la venganza en cambio mucho más entretenida. La cacería de su presa, el terror o sorpresa en los ojos ajenos, las súplicas, los llantos, o incluso algunas risas de quién no tiene nada que perder. Para la Princesa todo eso era lo que el dragón despertó en ella, lo que siempre fue pero reprimía hasta el cansancio para no ser consumida por la Oscuridad.
Por eso creyó que sería fácil... Hasta que escuchó aquella voz femenina y antigua; su perdición. "Me tienes a mi. Úsame. Destrúyelos". Y si, fue fácil, muy fácil perder el control. Aquella furia grotesca se adueño de ella por instantes, causando estragos en el bosque donde había asesinado al mago que la selló, ese que le despojó durante meses de sus alas, el maldito que la confinó a una jaula dentro de su propio cuerpo.
El sello estaba roto, pero no sólo el primer sello que bloqueaba su energía, impidiéndole materializar todas sus armas espirituales y sus alas de aura, entre otro montón de cosas.
Cuando Altaïr y ella usaron las espadas gemelas de Colossus para compartir su energía y rebasar el sello después de sacarle a golpes la información al mago hasta matarlo, el aura del dragón del Akronsson sólo sirvió para estallar un segundo sello dormido del que nadie conocía su existencia. Aquel segundo sello que mantenía a raya el eco del espíritu encerrado en el linaje real al que pertenecía la Princesa; espíritu tan macabro y poderoso que aún después de milenios permitía a algunos de los Dracaryans utilizar su insigne energía del fuego azul, así como les otorgaba aquellos poco naturales mechones azules en el cabello, un símbolo inmediato e irrefutable de su Casta.
Justo en ese instante, la explosión índigo se elevó en los cielos llenando el aire de humo y cenizas, y donde antes estaba la joven pálida de cabellos dorados y azules ahora se alzaba una bestia alada cuyas llamaradas azuladas y negras oscurecieron el día.
Las garras como hoces de obsodiana desgarraron de cuajo en un sólo movimiento los árboles alrededor mientrad los colmillos como espadas de hierro pulido chorreaban una sangre dorada e hirviente como oro fundido cuyas propiedad inflamables fueron evidentes cuando ardía el suelo donde las gotas caían.
Las escamas lustrosas eran de mil tonos azules, plateados, dorados, y negros, como una gran serpiente tornasolada. Pero eran sus ojos lo más aterrador en contraste con unas alas tan bellas que causaba impacto mirar aquellas dantesca criatura; ojos tan azules como fuego y tan brillantes como el cielo con una pupila tan roja como sangre recién derramada, y después unas alas gigantescas hechas de plumas y escamas de fuego azul y negro que al desprenderse quemaban el suelo dándole más el aspecto de un ave de presa que de un reptil.
No había cuernos ni espolones, sólo una suave línea de gruesad espinas en el lomo hasta la cola hechas de un material más oscuro que la noche y refractario como un diamante.
Aquella bestia terrible estuvo a punta de comenzar a estirarse para cargar contra el mundo hasta que Altaïr asumiendo su forma dracónica le arrojó al rostro una feroz llamarada para distraerle al mismo tiempo que Akron ahora convertido en un gran lobo huargo negro le arrojó un rayo directamente a la nuca. Con ésto, ambos evitaron que Aelina se lanzara sobre alguno de los dos; indecisa, confusa, sin control de sus reacciones pues en su mente acontecía una batalla campal por la dominancia del cuerpo de la bestia.
"¡Mátalos antes de que te asesinen!"
"¿Matarme? Son mi familia, no lo haré"
"Altaïr intentó matarte, Akron masacró a tu familia... ¡Destrúyelos! ¡Juntas podemos llevar esta oscura era a su fin!"
"¡He dicho que no!"
"Entonces me apoderaré de ti, y te mostraré mi Nuevo Mundo, una mejor versión de mi Viejo Mundo"
"¿De qué diablos estás hablando?"
"Los Viejos Días, donde los dragones eran amos de la tierra y los humanos nuestros esclavos. Pero ahora, no serán sólo los humanos sino cada humanoide y animaloide que camine, vuelve, nade, p se arrastre sobre mar y tierra. Volveré a gobernar... Gracias a ti, y a mi mestizo y asqueroso nieto hijo de Colossus, ese pequeño engendro criado por el hijo de Nidgghorr"
"¡Si yo te desperté, te pondré a dormir de nuevo!"
La voz rió de forma dulcemente cruel, como quien ríe de la inocencia de un niño creyéndola estúpida.
"¿Dormir? Estoy muerta, pero el Pacto del primer Dracaryan conmigo mantiene vivo este eco que resonará hasta que no quede ningún Dracaryan vivo sobre la faz de éste mundo. ¡Imagina mi fuerza cuando estaba viva! ¡Yo era Nagaria la Reina de los Dragones, gobernante de la tierra! ¡La madre de los Dragones Blancos de Hielo! ¡Progenitora del gran Colossus y el terrible Niddghorr!"
En ese momento Aelina supo que su sola fuerza de voluntad no ganaría aquella primera batalla, pero no era tonta y fundiéndose por un segundo con la euforia de Nagaria al estar despierta, logró soltar una palabra aterrada desde la garganta del monstruo: "Ayuda".
Altaïr si acaso era la mitad de grande que la nueva forma de Aelina, y no se veía tan terrible, pero al escuchar la petición llena de pánico su figura majestuosa y letal salió a la carga. Sus alas cobre de murciélago con venas negras, sus garras oscuras, colmillos de marfil y cuernos de bronce eran más que suficiente para dar pelea. Asimismo su cuerpo cubierto en una piel escamosa y metalizada como oro rojo, cobre, y hierro que le hacía ver más como un animal de metal forjado que de carne era veloz y ágil; su maestría sobre su forma era tal que podía esquivar los ataques erráticos de la bestia así como dejar espacios y pausas para dejar a Akron arremeter preciso y salvaje. Pero incluso si su "pequeño" tamaño también era una ventaja, en sus ojos dispares dorado y turquesa la preocupación estaba patente.
Akron por su lado aprovechaba cada oportunidad que Altaïr le dejaba, y aunque era incluso más grande que Aelina eso no menguaba que se movía a una velocidad tan alarmante que sólo se veía el borrón negro como el carbón de su espeso pelaje, destellos rojos de sus ojos de rubí, y las chispas eléctricas de los rayos zumbando entre sus colmillos blancos y sus garras negras. Era un hijo de Loki, y eso se notaba en su modo de luchar tan caótico y preciso que no tenía caso tratar de predecirlo o imitarlo.
Entre ambos lograron distraer a Nagaria en el exterior mientras en su cabeza Aelina gritaba cualquier estupidez sin sentido que se le ocurriera; desde "vaca gorda" hasta "lagarto inflamable" y por supuesto el infalible e infaltable chiste malo "Sólo los gatos van al purgatorio porque allí pasan la eternimiau"; todo ello no buscaba otra cosa sino enloquecer a la Reina mientras ellos le atacaban desde afuera, esperando, quizás en vano, a que el eco se volviera inestable y se dispersara por la falta de concentración y así Aelina pudiera regresar a su cuerpo.
No se hacían demasiadas esperanzas, desde luego. Especialmente ella. Sabía que ahora que Nagaria estaba despierta intentaría seducirla o doblegarla a diario, buscando cada punto flojo y defecto en su carácter para dominarla; desde su ira fácil, hasta su lujuria por la sangre, la Reina se arrastraría bajo su piel como un corrosivo veneno que no pararía de avanzar hasta que la consumiera por completo.
Pero sus esfuerzos se vieron recompensados después de lo que se sintieron como horas. Los tres lograron dispersar lo suficiente el eco de Nagaria forzándola a desconcentrarse hasta que la Princesa fue capaz de dejarse golpear hasta agotar su energía y perder la conciencia. El eco podría materializar ese cuerpo, pero estaba ligado a su energía vital, así que Aelina intuyó que si gastaba su energía hasta el punto cero de inconsciencia, el dragón no tendría un ancla para manifestarse.
No estaba equivocada, y cuando el dragón cayó al suelo pesadamente, se desvaneció en una llamarada oscura dejando el cuerpo de la Princesa tendido y con la ropa medio desgarrada maa con la espada fuertemente sostenida en su mano izquierda. Habían vencido pero ¿Por cuánto tiempo?
Dicen que una mente sana es igual a un cuerpo sano... ¿Pero las mentes sanas con rincones retorcidos acaso ven esa locura reflejada en sus cuerpos? Nadie lo sabía, pero ahora que empezaban a verse las primeras luces de una respuesta, a ninguno de tres les gustaba en lo más mínimo lo que estaban descubriendo.
-Nina
Fascinante historia, aunque me costo un poco entender algunas cosas por no conocer a los personajes.
Veo que eres algo nueva aquí en Steemit y que te gusta escribir. Si no sigues aún a @spanish-trail, deberías. Ellos se encargan del #spanishchallenge. Con la creatividad que veo aquí, estoy seguro que tu participación en el próximo challenge sería bienvenida.
Gracias! No sabía de esa cuenta D: la seguiré ahora mismo para ver qué tal.
La verdad lo nombré preludio por eso, porque introduce a los personajes pero sin mostrarlos realmente para dar pie a la historia real desde el principio, pero siempre es bueno saber si lo hice bien o no del todo. Mil gracias por tu comentario!