Martín se levanta temprano en la mañana, el sol golpea su cara y mientras se baña, el solo piensa en ver a su amorcito. Desde siempre Laurita es el amor de su vida, en tiempo en tiempo se pelean, discuten, pero al final encuentran como reconciliarse y todo es felicidad.
Mientras Martín va de camino para ver a Laurita, comienza hablar en voz alta, algo parecido como esto.
- Espero no ver a nadie a su alrededor,
Deseo encaminar esos pensamientos,
Que liquiden lentamente y sin dolor,
A esos caimanes que cruzan su destino.
Escucho, la he escuchado y no interesa,
No somos nadie, estoy lleno de amor
Odio viene debajo de los celos iracundos,
Y no importa un carajo, solo quise hablar
Basto solo un no, para saber que eres nadie.
Martín llega a la casa de Laurita y en ese momento se entera que su amorcito, se había acostado con su amigo.
Martín se encoleriza y empieza a gritar:
- ¡Rayos! ¡maldición! no y no.
Laurita se le acerca y le dice al oído:
- discúlpame Martín, no era mi intención hacerte daño.
Martín endiablado le responde:
- No te sientas mal, la culpa es mía, no debí obsesionarme tanto.
Laurita empieza a llorar. Martín al verla llorar desconsoladamente, recapacita y recuerda que todavía la ama.
- Tranquila, esto se me pasara, lo que tenemos es más fuerte.
Laurita lo mira, todavía tiene los ojos llorosos y le habla calmadamente.
- No, mira, Hablemos.
Martín desencajado por la postura de Laurita, arremete.
- No tiene sentido hablar, ya nada será igual, pero lo superaremos
Laurita insiste.
- Esto no debió terminar de esta manera.
Martín la interrumpe.
- Más allá, de que si nos seguimos queriendo o no, sentimos un respeto mutuo.
Laurita comienza a titubear.
- Yo también te quiero.
Martín la mira fijamente a los ojos y le dice:
- No, realmente no me querías.
Laurita, comprende que Martín está realmente dimensionando la situación.
- Mira, mi vida, aunque lo nuestro no sea lo mismo, sin ti la existencia es nula.
Martín se queda sin palabras. Agacha la cabeza y la comienza a mover lentamente de un lado a otro. Laurita interrumpe el silencio.
- No me hallo, no hallo felicidad, si lo dejamos esto hasta aquí, es para nunca volver.
Martín asustado por las palabras de Laurita, no desmaya y valiente le dice.
- Despídete, no me hagas sufrir más, mira que sangro por dentro.
Las palabras de Martín se entrecortan, el sentimiento le está ganando.
- Se derrama mi ser, el aliento me falta. No te quiero ver, has crucificado nuestro amor.
Martín hace silencio, Laurita también calla. Los dos se miran agachan la cabeza y se marcharon del lugar.
FIN
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