Excelente artículo visto desde la perspectiva de los mecanismos de adaptación.
Realmente opino como muchos aquí que el uso de antipiréticos debe estar relegado a la presencia de temperaturas mayores a 38,5 grados.
Como médico no me es posible ignorar los daños que a nivel del sistema nervioso central ocasionan temperaturas mayores.
Es definitivamente un mecanismo de adaptación a la lesión que está recibiendo el organismo en ese momento, ya que al aumentar la temperatura corporal, el organismo crea condiciones para que viajen los factores que neutralizarán el daño o al patógeno; es decir, que el sistema inmune mejora su respuesta al aumentar el riego sanguíneo de parte del corazón y al dilatarse las arterias terminales para que llegue esa sangre con esos elementos inmunes al tejido afectado, de una manera más fácil.
Y entonces tanto el aumento de la actividad cardíaca como la dilatación de las arterias se dan gracias al aumento de la temperatura.
Es evidente que bajar ésta, conlleva a que al sistema inmune le cueste llegar al sitio en que va a trabajar, disminuye la velocidad de llegada de los macrófagos o de las inmunoglobulinas que viajan a través de la sangre y la respuesta de defensa se ve enlentecida.
Muchas veces, y hablo desde el punto de vista del médico; la normalización de la temperatura es la nos indica el efecto positivo del tratamiento que estamos administrando; por lo que eliminar el aumento de la temperatura corporal con antipiréticos en el paciente nos deja un tanto a oscuras para saber la respuesta del medicamento contra la infección, por ejemplo.
Por otro lado, no debemos olvidar que el aumento de la temperatura corporal en el individuo induce al descanso, a la disminución de las actividades; y esto es sumamente beneficioso para poder controlar las infecciones o los ataques de patógenos.
Un tema lleno de matices, en el que podemos expresar nuestras experiencias y aprender en base a las opiniones que nos van dejando.
Muchas gracias por compartir y hacernos razonar sobre la actitud adecuada a tomar ante la fiebre.
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Así es.. Tal como le comentaba a la Dra Adams la situación no es la misma para todos los agentes patógenos.. De hecho las iguanas son ectotermicas y es muy diferente a nuestra situación... Sin embargo la ciencia evolutiva muestra mucho interés en esta temática.. Gracias por este valioso aporte.. Un abrazo