¿Alguna vez les ha tocado describir un sueño?
¿Tienen estos alguna relación con nuestras vidas: Presentes, pasadas o futuras?
Comparto con ustedes esta experiencia onírica plasmada en un #cuento.
Quiero contarte
Por: Arturo Pérez Arteaga:.
Es mi sueño una ilusión muy particular, en él me levanto del suelo y todo me da vueltas, me cuesta mantenerme en pie, de forma autómata trepo lo que en principio parece una interminable escalera de mano, reclinada sobre una muralla alta y eterna.
Los primeros peldaños están bastante desgastados, aparentan haber sido remontados en innumerables ocasiones, lucen débiles al punto de poder ceder a mi peso, hecho que no ocurre, aunque sí, al sentirme algo frágil y desequilibrado me desprendo apenas comienzo a subir y me golpeo de inmediato contra el frío piso, para en un acto reflejo, levantarme con porfía e impulsarme a seguir de manera terca y decidida.
Al superar el escollo que representan esos primeros tramos me voy sintiendo más fuerte y confiado, lo que me permite seguir con mayor seguridad y sin apuro por peldaños también más resistentes, aunque sucios y muy gastados.
En todo el trayecto, un sordo crepitar me acompaña, supongo se trata del ruido que proviene de la monotonía, al ver a mis costados sólo puedo distinguir el mismo paisaje, que se mantiene inmutable en buena parte de mi ascenso. Leves cortinas de cristal se desprenden desde la bóveda celeste y anuncian cambios de paisaje a mi alrededor.
De forma constante, lenta pero indetenible sigo escalando como razón y forma de vida, una fuerza indefinible me imposibilita detenerme y ni siquiera puedo pensar en retroceder para deshacer el camino andado.
Si por alguna razón intento voltear o dirigir la mirada hacia el abismo que dejo en ese pasado inmediato que se hace tan distante, me siento marear, las nauseas provocan arcadas y un consecuente vómito que a pesar de precipitarse al vacío por mi costado, al muy poco tiempo cae sobre mi cara inundando mi ser de un olor repugnante que me acompaña buena parte del viaje.
Me mantengo firme en la empresa de escalar estribo a estribo, puedo ver cambios insólitos de paisajes justo en el momento que menos lo espero, esos cambios a veces son afrontados con optimismo lo que hace que la lluvia que los precede desaparezca, me ilumine la vista y me deje disfrutar del panorama mientras sigo ascendiendo.
En otras ocasiones, es el miedo o el cansancio el que me domina, el resultado es el insulto airado del cielo que a su paso despierta los fantasmas de todos los rincones, mismos que me atormentas y se precipitan hacia mi intentando hacerme caer. Como puedo me aferro a los parales pero no detengo mi absurda subida.
Un nuevo cambio de paisaje se presenta, nubes vacías de luz me rodean, mucha soledad, un cansancio eterno me invade, cuando siento que las fuerzas me abandonan mi mano alcanza el tramo final, cierro mis ojos y tanteo con ambas manos para confirmar si en verdad llegué al final del camino, un gélido miedo llega hasta mis tuétanos al revelarse lo incierta de mi situación, no sé que hacer, tribulación, sinrazón, desequilibro.
Me desplomo de espaldas, caigo a toda velocidad, mis manos desesperadas intentan asirse de cualquier cosa, me es inútil, los tramos de la escalera son muy débiles, los que logro tocar se rompen como ramas frágiles de cualquier arbusto del campo, sigo cayendo.
Los paisajes recorridos de subida pasan ante mis ojos rápida pero claramente, las mismas sensaciones que viví mientras las atravesaba de subida, me invaden por muy breves lapsos, mi desesperación pasa a ser una tensa calma y luego resignación, me preparo para lo peor, el encuentro contra el duro suelo es inminente y al llegar a él la sacudida del golpe me deja sin sentido, todo oscurece, el rumor monótono termina, los olores cesan y mis extremidades no sienten nada, es flotar en el vacío, es la presencia etérea.
Luego despierto y estoy frente a la escalera de peldaños débiles y desgastados, todo en derredor me da vueltas, me cuesta mantenerme en pie y comienzo a subir…
-APA-
* La fotografía corresponde al hermoso cerro de "Santa Ana" en la península de Paragüaná edo. Falcón en #Venezuela, tomada por mi con un teléfono BlackBerry.
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Soy una persona que puede recordar casi con toda claridad sus sueños, además que en ellos hago lo que quiero porque tengo sueños lucidos, quiere decir que puedo controlar mis sueños, nada mas me hace fata que me de cuenta que estoy soñando.
Por otro lado tambien sufro de parálisis del sueño. La paralisis le puede ocurrir a cualquiera, pero quienes sufren de esto, saben que no pueden dormir boca arriba. Pero además, mi paralisis ya va a un nivel mayor, porque me puede dar en cualquier posición. Y como me ha ocurrido esto toda mi vida,y al igual que mis sueños normales, ya la puedo controlar, a menos que no me entere que estoy dormida. Finalmente también puedo volar en los sueños, esto es consecuencia de los suenos lucidos que ya mencioné, sin embargo, si la parálisis del sueño todavía se sigue investigando, esta parte de los sueños aun mas. Y aunque muchas personas pueden volar, no todas tienen la elección de hacerlo. En el caso de las personas que lo hacen conscientemente, pueden decidir incluso a pasearse por todo un país.
que interesante eso @lumayris nunca había escuchado ni siquiera parecido, gracias por compartir tu experiencia conmigo... este cuento en particular tiene elementos asociados a recuerdos de sueños repetidos y un componente que pertenece a la poética que me define.
Hasta donde me alcanza la memoria, pareciera que los sueños siempre empiezan a la mitad de una historia. Uno no sabe cómo llegó a esa parte del sueño. Otro misterio insondable es porqué algunos sueños se recuerdan y otros no.
Eso ocurre hermano, pero sé de casos de personas que sueñan películas completas en full color y todo... Gracias por tu comentario