Para Edrick los recuerdos amorosos eran enormes si hablábamos del amor paternal, pero si hablábamos de los recuerdos netamente de pareja, estos eran escasos.
A sus casi 22 años el chico desconocía bastante en el aspecto amoroso del mismo modo que un pequeño cachorro desconocía el mundo al momento de nacer. Si bien no era un terreno que desconocía por completo, el haber ingresado tan pequeño al mundo artístico le había privado de bastantes cosas y entre ellas: el amor.
Pocos eran los recuerdos que guardaba en su memoria de aquel tema, aunque, no por ello no había alguno más especial que los demás.
Aún lo recordaba como si hubiese sido ayer. La brisa de la reciente lluvia golpeteaba tímidamente su rostro humedeciéndolo un poco y haciendo que sus labios se tornaran más rojizos que de costumbre. ¿Quién diría que en una mañana del frío diciembre llovería en lugar de nevar como era costumbre?
En aquel entonces, hace casi dos años, Edrick asistía a la escuela como cualquier otro chico de 18 años, olvidándose por completo de la cansada rutina que un futuro artista tenía. Disfrutar por lo menos de un par de meses antes de su graduación lo que era ser un chico de escuela que tenía tiempo para divertirse con sus amigos y que, como era de esperarse, sentir atracción por el sexo opuesto antes de tener que ingresar a la rutina de ser famoso donde muy posiblemente el amor quedaría excluido, era algo que no apreciaba en aquél entonces.
La primera vez que la vio fue durante el descanso, cuando aquella chica se abrió paso frente a él con un hermoso listón rojo que resaltaba el negro de su cabello, logrando robar la atención del aquel entonces castaño joven que se volvió la burla de sus amigos durante lo que duro el evento.
La segunda vez, le había visto caminar por los pasillos dándose cuenta de que la chica "del listón rojo" estudiaba a unas cuantas aulas de la suya. Desde ese momento se había dedicado a observarla y a aprender cada una de sus manías ¿Acosador? Quizás, pero es que Edrick no podía evitar no mostrarse atraído por la joven quien a menudo se paseaba por ahí con su ya tan conocido listón rojo o con una flor de adonis en su cabello. Era hermosa y por ello no le era difícil saber el porque era tan popular entre los jóvenes del instituto.
Jazmín, era su nombre y aunque Edrick estuvo animado a declararse o acercarse a ella más de una vez, sabía que sus futuras obligaciones como artista le harían difícil mantener una relación. Y no solo a él, sino también a la preciosa chica que prácticamente se había vuelto el amor platónico del castaño desde el momento en que la había visto.
Fue un amor bastante efímero, ahora que volvía a recordar aquellos momentos. Tan efímero como una flor.
*Efímero: La RAE describe lo efímero como algo de poca duración. Esta palabra me sirvió para inspirarme a crear esta pequeña historia de un amor platónico y efímero para un chico que desea convertirse en artista y por lo tanto el amor no sería una opción en ese momento.
Arte propio hecho usando imágenes de libre uso de la galería Canva con fines ilustrativos. El texto es propio por lo que queda prohibida su publicación sin mi autorización.