• Un trozo de papel.
• Un lápiz.
• Un Borrador.
• Y Colores.
Recuerden algo muy importante para comenzar no importa los colores las tonalidades ni tampoco los trazos, pero lo que si tiene importancia de verdad es la práctica, puedes hacer la misma flor repetidas veces y de colores distintos no importa si esa flor no existe de ese color; solo es una práctica, debes lograr que tus manos se acostumbren a trazar líneas por donde te las imaginas.
Comencemos por trazar los pétalos de una flor. Quizás en la primera no te salgan, si es así inténtalo varias veces.
Una vez listos los pétalos, dibujemos el tallo y las hojas. Trata de verlo como unas simples líneas que están en la posición correcta para poder distinguir esa flor.
Terminemos de dar los detalles tanto a la flor como a sus hojas.
Comienzo dándole un tono verde claro y suave al tallo y a las hojas, esto servirá como fondo o base.
Siguiendo con las hojas, voy aplicar las sombras, colocando leneas de color verde oscuro y verde claro, tratando de hacer esos detalles que más se notan en una hoja.
Como se puede apreciar del lado izquierdo aplique primero un poco de verde oscuro para luego utilizar el claro.
A las hojas les coloque un poco de fucsia y morado en la base de la flor, para darle un tono oscuro, solo para ver qué tal va, y a los pétalos les coloque unos trazos para ir definiendo el dobles que debe simular cada uno de ellos.
Ahora aplico el mismo fucsia que aplique en las hojas, a los estambres, lo que ayuda a la armonía visual entre la hoja y la flor.
Con un rojo intenso dibujo el borde de cada pétalo, y para el relleno utilizare un color naranja.
El color naranja es el predominante en cada pétalo, acompañado de varios trazos fucsia y el color amarillo se utilizó para resaltar los dobles de los pétalos.