Adolorido el corazón lloro de pena
en un bullicioso rincón de la bohemia,
mientras porteño el tango acariciaba
en un bandoneón los prismas de un poema.
Y el azul turquesa de tus ojos bellos
esquivos y ausentes me miraron,
y casi desfallecidos de nostalgia,
mis versos de poeta suspiraron.
Y trate de acercarme, de tocar tu mano,
de decirle lo mucho que te amaba,
pero tú, en esa ausencia del desdén lejano…
jamás supiste mi amor, que te buscaba.
En mis noches de insomnio pienso en ti,
en la nevada ausencia de mis horas mustias,
y en el peregrinar del pensamiento
emana el verso con pausada angustia.
Tu fuiste la primavera de mis sueños,
no me recuerdas amor y sin embargo
persistes en las noches de un recuerdo
que endulza el eco pasional de un tango