Los estudios confirman que las mujeres eligen con menos frecuencia que los hombres las carreras (académicas y profesionales) de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) y que no es necesariamente porque no les guste. Sin embargo, la presencia femenina en estos sectores es la única opción de supervivencia para economías como la europea (y por ende la española) en las que brecha entre la demanda y la oferta de este tipo de profesionales es cada vez mayor. ¿Dónde está la raíz del problema y qué se puede hacer (y se está haciendo ya) para solucionarlo? 4 mujeres nos dan las claves.
1. Los niños montan robots; las niñas bailan ballet
El problema
En lo que se refiere a la predilección por la ciencia, la tecnología y todo lo que se les parezca, hay varios estudios que confirman que las niñas no nacen necesariamente con la aversión a estas materias grabada en su ADN, aunque el desinterés (¿o más bien desencanto?) aumenta con la edad. Un estudio publicado en la revista Science en 2017 confirmaba que a los seis años las niñas ya comienzan a sentirse menos capaces que sus compañeros y a no asociar la ‘brillantez intelectual’ con su sexo. Por su parte, el último estudio de Tech City UK advierte de que las jóvenes británicas de entre 15 y 21 años o bien creen que no tienen las “habilidades” o los “conocimientos” apropiados para trabajar en tecnología (45% y 38%, respectivamente) o consideran que “la tecnología no es para personas como ellas” (24%).
La solución
“Nos han hecho creer que nosotras no valemos para ciencias y nos lo hemos creído”, asegura Cristina Aranda, directora de Marketing en la empresa tecnológica Intelygenz y cofundadora de MujeresTech. “Esto viene de la educación en estereotipos, pero nosotras no somos princesas consumidoras, somos reinas creadoras”. Por supuesto, no se trata de obligar a niñas y niños a hacer algo que no les guste, pero sí de que conozcan todas las opciones: “Está muy bien que las niñas bailen, pero también es muy importante que los padres y las madres las hagan partícipes de la tecnología y les den la oportunidad de apasionarse con ella”.
Aranda está convencida de que, en la relación entre niñas y tecnología, influye lo que se ve en casa, pero también lo que pasa dentro de las aulas: los docentes, los contenidos (en la Comunidad de Madrid se incorporó al plan educativo la asignatura de Tecnología, Programación y Robótica en la ESO en 2015), el trato en el aula, las herramientas de evaluación, el equipamiento y los materiales que se utilizan. De ahí proyectos como el que Mujeres Tech tiene con el Ministerio de Educación para aumentar la presencia de mujeres en los libros de texto (hoy reducida a un 7,5% durante la educación obligatoria). El secreto, recuerda Cristina Aranda, es que las niñas tengan referentes femeninos en estos sectores.
2. A las jóvenes les interesan las emociones; a los jóvenes, diseñar apps
El problema
Según el estudio de Tech City UK, 7 de cada 10 personas jóvenes interesadas en iniciar una carrera tecnológica son hombres. En lo que se refiere a la educación en Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC, o ICT por sus siglas en inglés), en 2015, solo el 17% de sus 1,4 millones de estudiantes en toda Europa eran mujeres, de acuerdo con Eurostat. En nuestro país, las mujeres solo representan el 25% de las matrículas en Arquitectura e Ingeniería (Ministerio de Educación). De hecho, cuenta Angélica de Antonio, profesora de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Informáticos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), que en este centro las jóvenes prefieren elegir Ingeniería Informática cuando está integrada en una titulación doble −es decir, combinada con otras carreras consideradas ‘más femeninas’ como Matemáticas o Administración de Empresas− que cuando se estudia como titulación única (45% vs 22,7%).
“Entendemos la diversidad como fuente de creatividad e innovación que nos hace mejores, nos enriquece, nos permite diseñar mejores productos y servicios, mejores procesos y conocer mejor a la sociedad y a los consumidores, destinatarios últimos de nuestra acción” (Accenture)
La solución
Centros como la UPM disponen desde hace años de una Unidad de Igualdad que se encarga de coordinar actividades para atraer a las mujeres al mundo de la tecnología. La también subdirectora de Calidad e Innovación Docente explica que, dada la importancia de las etapas educativas anteriores, es fundamental la cooperación con centros escolares e institutos, caso del concurso mundial de ciencia y tecnología First Lego League, o las visitas del proyecto Inspiring Girls, en las que, de nuevo, se pone el foco en los referentes: “Se trata de que vean que no somos ese prototipo tan negativo que se ve en las películas (frikis, sociópatas, que no se relacionan con los demás). Intentamos hacerles ver que dentro de la informática hay también una faceta muy humana”.
De hecho, la palabra ‘humanizar’, especialmente aplicada a la ingeniería, suele aparecer en casi todas las recetas que se proponen para promocionar las carreras STEM entre las mujeres. Todo ello aderezado con colaboraciones con las empresas para favorecer la posterior inserción laboral de este colectivo.
3. Ellas prefieren tener familia; ellos piensan en su proyección profesional
El problema
Como un resultado natural, si hay menos mujeres estudiando carreras STEM, necesariamente habrá menos mujeres trabajando en esos sectores. Los datos de la OCDE confirman que la media de hombres en el sector TIC es 4 veces más que la de mujeres −en España, es incluso peor: 4,6−, y eso que la Comisión Europea ya dijo en 2013 que la participación de la mujer en este sector podría generar hasta 9 billones de euros al año en la economía de sus Estados miembros. ¿Y qué pasa con los puestos directivos? Lo mismo que en otros sectores no tecnológicos: “No es que las mujeres no quieran ascender; lo que ocurre es que llegar a esos puestos requiere una inversión de tiempo que las mujeres, en general, no pueden hacer si, por ejemplo, tienen familia”, insiste De Antonio.
La solución
Por suerte, para algunas empresas la diversidad y la inclusión comienzan a ser “imperativos de negocio”. Así, al menos, comprenden estos conceptos en Accenture, donde las mujeres son ya el 39,2% de sus 11.000 empleados −el 32% de ellas pertenecen al equipo directivo− y donde ya trabajan para obtener la paridad laboral en 2025.
Sirven a este fin los programas de contratación para jóvenes que hayan estudiado carreras STEM, los encuentros sobre temas punteros como el big data o la inteligencia artificial para mujeres a punto de graduarse o recién graduadas, la mentorización y colaboración con agentes públicos y privados y, por supuesto, de nuevo, la cooperación al nivel más básico con proyectos como Technovation Challenge o Girls who Code. “Somos una de las primeras compañías en este país que ha vinculado la remuneración variable de sus principales ejecutivos a la consecución de esos objetivos de diversidad”, explica Mirenchu Echeberri, managing director en Accenture Digital. “Seguimos estrictas políticas de ascensos basados en méritos y contra la discriminación”.
Junto a este tipo de prácticas, la transparencia en los salarios y, por supuesto, la corresponsabilidad y la mejora de las condiciones de conciliación integran la lista de buenas prácticas para empresas de todos los tamaños y sectores.
4. Ellos son emprendedores; ellas prefieren no arriesgar
El problema
En Europa, hay también menos mujeres que hombres emprendedores, hasta el punto de que, en algunos lugares, la ratio hombre:mujer en el sector startup tecnológico se aproxima al 100:1. En España, ellas lideran solo un 17–18% de las nuevas empresas. En este sentido, una de las principales trabas con las que se encuentran para empezar es el acceso al capital: el estudio Women Entrepreneurs 2014: Bridging the gender gap in venture capital demostraba que menos de un 3% de las casi 7.000 compañías que recibieron inversión entre 2011 y 2013 habían sido creadas por mujeres; no había cambiado nada en los 10 años anteriores. Y ello pese a que el 63% de las startups creadas por mujeres superan a las de los hombres en crecimiento de valor de mercado, según Harvard Business Review.
“Hay que darle más visibilidad a todas las mujeres que trabajan con la tecnología para desmitificar que sea solo una cosa de hombre y mostrar los buenísimos resultados de su trabajo”. (Carina Szpilka)
La solución
“Creo que debemos tener algo más de confianza y menos vértigo ante la incertidumbre que supone dejar puestos de trabajo más ‘seguros’ y lanzarnos a la aventura”, asegura Carina Szpilka, presidenta de Adigital. La también fundadora de KFund Venture Capital piensa en la digitalización como una oportunidad para las mujeres “porque hay que aprender a conectar, compartir y cuidar, y estas tres son cualidades en las que las mujeres solemos estar bien preparadas”.
Szpilka es optimista y cree que todo pasa por dar visibilidad a las mujeres que lo están consiguiendo. Es lo que buscan los certámenes para emprendedores como el EU Prize for Women Innovators, por poner el foco en acciones concretas.
El otro eje de trabajo es que sean las propias mujeres las que pasen a liderar las aceleradoras y los fondos de inversión. El porcentaje de mujeres business angels en Europa pasó del 4% al 10% entre 2013 y 2015 y la UE pretende conseguir un incremento de otro 10% antes de que finalice 2018 para generar otros 2,5 millones de euros de inversión para startups europeas a través del proyecto WA4E. ¿Quién dice que parte de ese dinero no pueda ir destinado, por fin, a empresas tecnológicas creadas por mujeres?
En los últimos meses, se ha oído hablar mucho de la última edición del Global Gender Gap Report del World Economic Forum que afirmaba que todavía tardaremos 217 años más en acabar con la brecha de género. Antes, otro estudio (Digital Equality) insistía en que solo se puede alcanzar la igualdad si la mujer conquista los puestos técnicos en el mundo digital. La ecuación parece bastante sencilla. En un contexto en el que la UE prevé que se creen hasta 900.000 puestos de trabajo en el sector de las tecnologías de la información y la comunicación de aquí a 2020 que a día de hoy no estamos preparados para cubrir por falta de cualificación, ¿de verdad queremos dejar fuera a la mitad de la población?
Gráficos: Gemma del Arco, Responsable de Engagement de Adigital. Apoyo documentación e investigación: Ana Herrera, Research & Knowledge Manager de Adigital.
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