English Version
Whenever I visit Old Havana and spend the night in its warm old age, partly reconstructed thanks to the patrimonial passion of Don Eusebio Leal, it is essential for me to get to the port avenue in the morning. This happens to me because of him. The evocative power that this foundational zone of the capital city has.
I almost always access the marvellous bay through the entrance between the high iron gate of the castle of the Real Fuerza, and the architectural jewel that is the Templete; the place where the ashes of Juan Butista Vermay rest. Founder of the Academy of San Alejandro, the first art school in America, which also exhibits three immense canvases with images of the first town council and the declaration of Havana as an overseas capital.
I also like to be on the port avenue, which stretches from the tip of the harbour to beyond the light docks, at sunset. But at this hour it becomes very nostalgic there until the other shore begins to show its lights in the coming night. Today I almost caught the sunrise breaking through the dense clouds above the settlement, while behind the Morro cabañas and Casablanca complex a morning light begins to appear.
For me, it is always an enigmatic moment when I arrive at the harbour's jetty and see the dense waters of the bay, now happily quite unpolluted, and I think of the history of the harbour with the first galleons that sailed its primitive docks. For I think of the history of the roadstead as the first galleons set sail from its primitive docks. The English taking the capital, and the disorderly life of the sailors conquering prostitutes.
Today the spectacle is once again unique and irresistible. A row of shallops tied with their ropes below the wall, swayed rhythmically to the calm movement of the waves. To the left the emblematic castle of the three kings of the Morro announcing the arrival and departure to all distances.
But today I enjoy a different spectacle, as the clear waters of the bay have brought back the shore fishermen, who with their flexible rods or fishing rods create different scenes, as soon as frozen photographs, or as chaotic cinematic images of changing speeds. These fishermen are using a fishing modality I forgot the name of where they are guided by the seagulls to detect the presence of the ‘spots’ or groups of fish, which makes them dive in search of prey, which really becomes a beautiful spectacle in the morning of the bay and all the time along the walls of the avenue.
All is beauty and harmony in the surroundings of the Havana harbour. And it seems that nature gives a master class in aesthetics at these moments, when the light filtering through the clouds from the east first reveals the silhouettes of the buildings, and then brings out the details of the parts.
The bay and the avenue of the port of Havana are in an indissoluble union, for a long time and I think they will be forever, and they both have so many stories to tell each other and to tell us that it is always exciting to return, to return, and to return, like me, at dawn, or at dusk when it wakes up, or when it is more intimate.
Thank you for coming with me to the Avenida del Puerto!
Text translated with Deelp translator.
Own photos taken with my Tecno Spark
Versión en Español
Siempre que hago una visita a La Habana Vieja y trasnocho en su cálida vejez en parte reconstruida gracias a la pasión patrimonial de Don Eusebio Leal, me es imprescindible llegar mañanero hasta la avenida del puerto. Esto me sucede por él. Poder evocativo que tiene esa zona fundacional de la urbe Capitalina.
Casi siempre accedo a la maravillosa bahía por la boca callé entre la alta verja de hierro del castillo de la Real fuerza, y la joya arquitectónica que es el Templete; lugar donde reposan las cenizas de Juan Butista Vermay. Fundador de la Academia de San Alejandro, primera Escuela de arte de América y que además exhibe tres inmensos lienzos con imágenes del primer cabildo y de la declaración de La Habana como Capital de ultramar.
También me gusta estar en la avenida del puerto, que abarca desde la punta, hasta más allá de los muelles de luz, al atardecer. Pero a esta hora ahí se torna muy nostálgico hasta que la otra orilla comienza a mostrar la luces en la entrante noche. Hoy casi sorprendí al amanecer rompiendo no sin esfuerzos las densas nubes por encima del poblado de regla, mientras por detrás del complejo Morro cabañas y Casablanca comienza a verse un claror matinal.
Para mí siempre llegar al malecón de la bahía y ver las densas aguas de la bahía, ahora felizmente bastante descontaminadas, es un momento enigmático. Pues pienso en la historia de la rada con los primeros galeones zarparon sus primitivos muelles. Los ingleses tomando la capital, y la vida desordenada de los marineros conquistando prostitutas.
Hoy el espectáculo vuelve a ser único e irresistible. Una hilera de chalupas atadas con sus cabos por debajo del muro, se balanceaban rítmicas por el tranquilo movimiento de las olas. A la izquierda el emblemático castillo de los tres reyes del Morro anunciando la llegada y partida hacia todas las distancias.
Pero hoy disfruto de un espectáculo distinto, pues la limpieza de las aguas de la bahía han traído de regreso a los pescadores de orilla, que con sus flexibles varas o cañas de pescar crean diferentes escenas, tan pronto como fotografías congeladas, o como caóticas imágenes cinematográficas de cambiantes velocidades. Estos pescadores están utilizando una modalidad de pesca de la que olvidé el nombre donde son guiados por las gaviotas para detectar la presencia de la "manchas" o grupos de peces, lo que hace que se lancen en busca de las presas, lo que realmente se convierte en un bello espectáculo mañanero de la bahía y todo el tiempo por los muros de la avenida.
Todo es belleza y armonía en el entorno de la rada habanera. Y tal parece que la naturaleza da en esos momentos una clase magistral de estética, cuando la luz que se filtra por el este entre las nubes devela, primero, las siluetas de los edificios, y después hace aparecer los detalles de las partes.
La bahía y la avenida del puerto de La Habana están en una unión indisoluble, desde hace mucho tiempo y lo estarán creo que por siempre y ellas dos tienen tantas historias que contarse y que contarnos que siempre es emocionante volver, volver, y volver, como yo, al Amanecer, o al atardecer cuando despierta, o cuando es más íntima.
¡Gracias por venir conmigo a la Avenida del Puerto!
Texto traducido con Deelp traductor.
Fotos propias tomadas con mi Tecno Spark
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La Habana y su encanto de atraer al visitante con su belleza urbanística, me encanta visitarla.
Por algo es la capital de todos los cubanos. Jja.
Gracias por pasar y entrar.
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Amigo que bueno tu paseo por la Habana, siempre es bueno cambiar nuestra rutina y disfrutar un poco de lo lindo. Saludos y bendiciones.
Muchas gracias mariolis, siempre llegas temprano a la vita para ofrecer tu apoyo. .
Que todo siga evolucionando bien
Salud y buen fin de años.
Me encantó tu paseo. Nunca he podido ir al amanecer aunque he dormido cerca del.muro del malecón pero al ser casas ajenas me daba pena levantarme antes que los demás. Es preciosa la vista que muestras. Gracias por compartir, tu mirada de artista es única.
Muchas gracias poetisa viajera por tu visita. .por la visita.
Pero no os desespereis que alli toda todavía queda para muchos amaneceres y atardeceres .
Es una vista hermosa, esa zona de la Habana es muy bonita, aunque jamas he tenido la oportunidad de disfrutar de un amanecer ahi.
Bellas las fotos.
Saludos!
Además de constituir una verdadera joya arquitectónica, es muy refrescante panorama. Saludos