Calenda, Oaxaca

Las calendas son ese tipo de fiestas que solo he visto en Oaxaca

Íbamos de paso por la ciudad, nuestro autobús a ciudad de México salía a las 12 de la noche, y apenas eran las 9, así que decidimos pasar a cenar al centro, podíamos llegar caminando en 15 minutos, no estaba muy lejos y nos fascinaba caminar por esas cuadras tan pintorescas. Era necesario pasar antes por aquel parque de los leones, así le decíamos porque hay un par de leones en cada vértice de la cuadra que forma el parque. Siempre hay toda clase de ocurrencias ahí, que vuelven más interesante un paseo común, gente vendiendo artesanías, el festival de mezcal, alguna que otra presentación cultural de teatro o música, en lo personal yo solo disfrutaba ver la gente correr por la noche. Una vez que termina el recorrido en el parque llegas a “LA” calle, Alcalá, que conecta con la Iglesia de Santo Domingo y el Zócalo de la ciudad. Casi siempre podías encontrar mucha gente ahí, locales y turistas, pero aquel día había más fiesta que de costumbre.

Recuerdo las marmotas, una especie de marionetas gigantes con forma de personas o alebrijes, las mujeres con faldas de colores y blusas blancas con flores llevaban una canasta en la cabeza, algunos hombres con una botella en la mano y otros con vasos y jicaritas, marchaban por la ciudad con una sonrisa en el rosto y sin preocupación alguna con la banda de viento por delante y detrás, cantando y bailando en una alegre procesión a quien sabe dónde.
Contagiados de su ánimo, nos sumamos, bailando y celebrando quien sabe que mientras caminabamos con ellos. La gente de las botellas repartía mezcal a todos los que ya estaban con ellos y a los atrevidos que se iban sumando.

Estaban esas personas con bermuda, camisa y sombrerito, una gran cámara Canon o Nykon colgando de su pecho, tomando fotos por doquier, desde la banqueta o siguiendo la procesión por las orillas de la calle, cazando la felicidad que emanaba de su fiesta, como si pudieran encapsular aquellos sentimientos en una imagen.
Caminamos perdidos por la música, los colores y la fiesta, hasta que comenzamos a perder la noción de como regresar, entonces recordamos que había un autobús que tomar, los dejamos y volvimos.
Caminamos hasta que comenzamos a perder la noción de como regresar, entonces los dejamos y volvimos.