Mientras nos adentrábamos en la carretera, las estaciones de servicio iban disminuyendo poco a poco, la escasez era más evidente y la adrenalina iba aumentando. Eran muchas las historias del peligro que presentan estas vías, sobre todo a horarios nocturnos, pisábamos a fondo el acelerador para llegar a Santa Elena de Uairen antes del anochecer.
En el pueblo nos esperaba el hermano de un amigo de la banda, el cual se había puesto a disposición de ayudarnos con la estadía. Al entrar al pueblo era muy claro que las normas comunes que se aplican en las grandes ciudades no se acercaban en lo absoluto con lo que veíamos, una alta presencia militar en sitios estratégicos, puestos de control por todas las calles. Nos dimos la tarea de contactar a nuestro amigo, tarea un poco complicada debido a la mala recepción en la zona. Al pasar varias horas dimos con él y nos dirigimos a su casa, y comenzamos a preguntarle sobre cosas del pueblo, la frontera y demás. Nos dio el aviso de que era muy tarde para pasar la frontera entre Venezuela y Brasil, la cerraban en la tarde, pero que podíamos adelantar el papeleo en Migración y sellar el pasaporte incluso si no íbamos a pasar ese mismo día. Fue una de las cosas que me sorprendió, luego tuvimos que llenar una planilla especial para pasar con nuestro vehículo, ya que prácticamente atravesaríamos la parte amazónica de Brasil porque nuestra intención era llegar lo más rápido posible a Perú, así que nos sellaron por tan solo un mes el pasaporte.
Al caer la noche varios armamos nuestras hamacas para dormir, otros tuvieron la suerte de contar con un colchón en casa de Richard, al despertar y hacer un buen desayuno para cargar las energías nos dirigimos a la frontera y dar inicio a nuestra aventura en tierras extranjeras. Fue increíble el sentimiento de miedo, ligado con adrenalina, ese desconocimiento de lo que puede ocurrir, tiene que ver mucho con lo que llevamos en nuestro ADN, el instinto de sobrevivencia. Lo gracioso es que en pleno viaje, a tan solo 45 min de la frontera al pasar por una gran batea en la carretera, nos dimos tremendo sacudón en la camioneta, lo que causo que nuestra parrilla y todo lo que tenia encima de ella callera frente de nosotros, rasgando el parabrisas y rompiendo el limpia parabrisas principal del carro. Ya comenzaba nuestro tormento, intentar conseguir un parabrisas nuevo, en un lugar donde no conocíamos a nadie, ni hablábamos el mismo idioma.
Su publicación ha sido seleccionada y compartida en nuestro reporte de curacion diario "Exposición de curación @Steemamor | 11-09-18" porque su contenido promueve nuestros valores centrales de vida, libertad, verdad, amor y felicidad.
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