19 de mayo del 2018
Cartagena de indias- Colombia.
Amo la forma en como mi madre confía tanto en mi como si fuese para ella una guerrera, como si con su amor supiera que me hago fuerte aun en la distancia, su cafecito de medias tardes, medias noches y medias madrugadas me generan desvelos cuando estoy cerca de ella con la excusa de escucharle siempre, es por ella mi adicción al café, la amo tanto e irme por tantos días siempre es un puñal al corazón, quizás por eso que en definitiva nunca me he ido de Venezuela, y todavía no me voy, solo me voy por un par de meses, necesito despejar mi corazón.
Después de pasar 3 días junto a mi familia en Puerto la Cruz, fui a comprar el pasaje en un bus que partía a las 3 pm hacia Maracaibo, estado Zulia, el cual se accidentó 2 días seguidos, en el tercer día decidí no viajar con esa línea (la única que hacía viajes a Maracaibo), me dio miedo tener que enfrentar la situación de esperar horas en el medio de la nada, esperando que otro bus nos buscara porque en el que iba yo se quedaría varado mientras viajabamos. Fui casa de una amiga cercana, le pedí que por favor me acompañara al aeropuerto y conseguí pasaje para el 17 de mayo desde Caracas. Tuve que retornar a Caracas, pase solo una noche allí, simplemente permitiendome lo que necesitaba hacer allí,fui puntual.
Después de 2 semanas intentando salir de Venezuela, la madrugada del 18 de mayo llegué a la costa colombiana, con la intención de conocer su calor, buscando formas para hacer expresiva mi manera de crear a través de la danza y el circo. La mirada agotada que me describe justo ahora semeja los muchos días que tengo sin dormir bien, la ansiedad antes de llegar aquí me hacía usar el tiempo de descanso habitual para posarme en los apegos, en esas cosas que no quería soltar y que indiscutiblemente sé que van a cambiar si regreso al lugar de origen, porque una siempre vuelve a esos lugares indómitos en los que el destino tiende a hacerte habitar una y otra vez como si quisiera enseñarte algo que indudablemente no has vivido, pero que no es el momento... y la vida sigue.
Ya veré hasta donde me enamoro del viaje, de que sirvio estudiar danza y aprender circo si no estoy en mi casa (Caracas- Venezuela). En disposición de trabajar en equipo con Now Company, viejos amigos que me tope en el camino de la vida y que ahora podríamos crear magia sobre la escena, representando nuestro país.
Asi empieza.
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