Mi primer viaje a Perú: Mi segunda vez en Machu Picchu.

in #travel7 years ago

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“Si cabe en tu mente, cabe en tu mundo”.

Al llegar a Perú, mi primer destino sería visitar la ciudad de Machu Picchu. Para todo el que llega de afuera este es su principal objetivo y de verdad no le quito mérito porque es un lugar increíble y sentirse allí es algo que todos deberíamos experimentar por lo menos una vez en la vida. Sin embargo, vale la pena aclarar que Machu Picchu no es el único lugar, quizás desde afuera tenemos esa concepción, pero al contrario, todo Perú está lleno de lugares hermosos que vale la pena descubrir.

Como mi viaje no era de turista, entonces no había un itinerario ni guías a quién seguir. La reserva del hotel nunca se había hecho y del transporte poco sabía de los horarios y del estado de las vías. Así que todo era incierto, así lo había decidido, dejarme sorprender y tomar las decisiones justo en el momento en que las cosas se dieran. Esto no quiere decir que me lance al río a ciegas, al contrario, días antes de partir había usado una gran cantidad de tiempo leyendo blogs de mochileros, buscando imágenes de los lugares, haciendo rutas en google maps, preguntando en grupos de viajeros, calculando tiempos y costos de todo cuanto podía. Lo tenía muy claro, en teoría ya mi mente lo había visto, en mi mente tenía clara la ruta y el destino al que quería llegar.

El primer día llegué a Cusco, allí me sentía tranquilo y me comportaba como un ciudadano más. Tenía todo claro y sabía para donde iba, físicamente era la primera vez en este lugar, sin embargo, estoy seguro que mi mente ya había estado ahí. Cuando planeaba lo imagine tan real, que ahora era como una segunda vez. Sinceramente, de cierto modo las cosas pasaron como lo había imaginado. Pero, de cierto modo no, hubieron retrasos en el transporte, perdí algo de dinero, me sentía algo temeroso. No todo fue color de rosa. Por otro lado, sucedieron cosas que jamás podría haber predecido. Por ejemplo, en el bus conocí a alguien que tenía pensado realizar la misma ruta que yo.

Como si hubiéramos planeado encontrarnos nos sentamos juntos en el bus, hablamos de nuestras vidas y terminamos siendo amigos de viaje por un par de días. Eso me dio mas seguridad y a partir de ese momento empezaron a suceder cosas que cuando estaba planeando jamás se me pasaron por la cabeza, pero, terminaron convirtiéndose en lo más bonito de la experiencia. De hecho, puedo decir que ciertas cosas no me sorprendieron tanto porque en mi mente ya las había visto y sentido, era como una segunda vez. Por otro lado, lo que me causó mayor emoción fue aquello que pasó inesperadamente, porque me sorprendía y traía a mi mente algo nuevo que ni siquiera había imaginado. El viaje en Machu Picchu fue de tres días, fue mi primera y segunda vez, sinceramente ha sido de lo mejor y ya podrán imaginarse porque.

A veces planeas cosas y no te salen como quieres, otras veces planeas y en el camino suceden cosas que no imaginaste y estas son las que terminan haciendo tu plan mejor de lo esperado. Por eso es tan importante planear ( Visualizar con la mente), tomar acción ( Atreverse) y ser flexible para dejarse sorprender de lo nuevo que suceda. Yo había hecho un plan para ir a Mapi, tenía en mi mente claro como sería todo, pero nunca pensé encontrar en el camino personas que iban a ser mi compañía y me darían tanta confianza para continuar el viaje.

Es una lección muy bonita. Primero, hay que aventurarse pero con un destino previamente planeado, claro y una ruta más o menos calculada. Lo segundo, es dejarse sorprender y darle bienvenida a todo lo extraño. Podría sonar contradictorio pero no lo es. Cuando lo ves en tu mente te convences de que si se puede (debe ser tan real como si ya lo hubieras conseguido), una vez estás allí (por segunda vez) eres flexible y te das la oportunidad de explorar lo que no habías imaginado. Ese tipo de experiencias son las que terminan enriqueciendo tu camino y cambiando tu vida.

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de verdad que luce genial el visitar Machu Picchu

Así es amigo, un país maravilloso