Ve a Madrid y disfrute.
Quien intente planificar una visita a todos los puntos de interés de Madrid, se dará cuenta de que estos son demasiados. Quizás es bueno un poco de organización, pero la capital más sensual de Europa se disfruta mejor deambulando por sus calles, cafés y bares de tapas, sin rumbo ni tiempo definido. Al entrar en la ciudad, desde el aeropuerto se nota inmediatamente el carácter cosmopolita de Madrid. El recorrido incluye amplias avenidas flanqueadas por árboles, grandes plazas generalmente circulares y una arquitectura grandiosa. Está la oficina central de correos, similar a una torta de bodas; los arcos triunfantes clásicos; los bancos que parecen castillos renacentistas y, en contraste, los rascacielos potsmodernos, como las torres gemelas de la puerta de Europa, terminadas en 1996, que se inclinan una contra la otra, casi en forma intencional.
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La historia de Madrid se inicia en lo que era el extremo oeste del casco antiguo, donde hoy se extiende el monumental palacio real. Es allí precisamente donde el conquistador moro Mohammed I, construyó un alcázar en 852, sobre la ribera del río Manzanares, su casa real fortificada, a la que denominó Mayrit. Tras la expulsión de los moros en el siglo XI, los reyes cristianos usaron el alcázar como palacios e caza y el nombre Mayrit fue adoptado para un pequeño asentamiento que se convertiría en 1561 en la capital española de Madrid.
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Algo de todos los estilos.
Cualquier dirección que se tome desde la Plaza Mayor, lleva a un barrio interesante, cerca de calles comerciales, puertas, pequeñas escalaras y plazas del casco antiguo. Muchas casas aún tienen fachas del estilo que era popular del tiempo de los Habsburgo, que bien podrían estar en la antigua Viena o en Salzburgo, como es el caso del Palacio Santa Cruz, que fuera una prisión y que hoy funciona como Ministerio de Asuntos Exteriores. Madrid es un museo de arquitectura al aire libre. La capilla del Obispo, en el caso antiguo, con su imponente esplendor gótico y uno de los portales más finos del Barroco Ibérico, puede ser admirada en el viejo hospicio que es hoy museo histórico de la ciudad.
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Si se ha recorrido todo esto en pocas horas, seguramente necesitarás un descanso y algo refrescantes. Por suerte, en todas las esquinas se puede encontrar un bar o una taberna donde se sirve todo tipo de tragos y bocadillos conocidos como tapas, pequeños platos con mejillones, trozos de tortilla, queso, jamón, aceitunas, delicadezas especiales de la casa.
Madrid es una ciudad bellisima. De los pocos lugares en el mundo que he visitado y he pensado "Quiero vivir aquí". Espero poder algún día hacerlo. Luego, quiero retirarme de viejita a vivir en una casita a las afueras de Florencia para sembrar hortalizas y criar mis animales. Por los sueños no se cobra; no cuesta nada hacerlo. Linda publicación.