Como buen VENEZOLANO era de vital importancia que visitara mi propio país antes que cualquier otro destino y esta vez me ha tocado un lugar con un clima increíble y que me ha dejado maravillado con su gran belleza natural, he tenido el honor (Aunque solo haya sido por dos días) de visitar el increíble estado Merida.
Como de costumbre, era un viaje familiar, mis hermanos corrían por todos lados brincando y jugando, era muy lindo, hasta que los minutos se tornaban horas y los pequeños niños a los que llamaba hermanos se convertían en seres de la oscuridad que atentaban contra mi paciencia (Fue horrible creanme, lidiar con niños no es nada fail) aunque de todas maneras los amo con todo mi corazón.
El primer día llegamos realmente cansados a nuestra posada, este, seria el lugar que nos serviría para descansar durante los próximos días, sin lugar a duda era realmente hermoso, rodeado de un sin fin de plantas y algo que crei muy inusual, una piscina; digo inusual porque merida es un estado en donde el clima es realmente frío, en ese entonces estabamos a unos 10 grados centígrados que bajaban hasta 4 por las noches, sin embargo me lleve una sorpresa al descubrir que estaba climatizada. ¿Increíble no?
Ese día nos propusimos a descansar y dejar que mis hermanos jugaran y disfrutaran del hotel, nosotros (cuando digo nosotros me refiero a los adultos) aprovechamos el tiempo para descansar.
El segundo dia empezó de maravilla por que tuve la dicha de desayunar como un buen venezolano, con un gran desayuno criollo que me lleno el alma de alegría.
Al finalizar el desayuno decidimos tomar camino hacia el centro de la ciudad para así emprender nuestro verdadero viaje, iríamos al pico bolivar, este tiene casi 5000 metros de altura sobre el nivel del mar.
El camino fue bastante largo, casi dos horas de trayecto para llegar a la cima, pero las vistas…
Bueno eso ya es de otro mundo.
Tambien conocimos muchas paradas turísticas en donde pude conocer la historia de “Simoncito” una historia que realmente me llego al alma. Nevado o “Simoncito” como es conocido comúnmente, es un perro que fue regalado a Simon bolivar después de la batalla de niquitao, todos lo conocían ya que era un perro sumamente amigable y noble, el perro era cuidado por “Tínjaca” un indio que se mantuvo incondicionalmente al lado de nevado, hasta que en el año 1821 Tínjaca murió tratando de salvar a nevado (que falleció ese mismo dia) en la batalla de Carabobo.
Ahora estoy sentado escribiendo y reflexionando sobre el gran amor que tengo hacia mi país y claro no puedo dejar de pensar en las nuevas aventuras que la vida me deparara, quizá me embarque hacia el atlántico, tal vez vuele a pekín o quizá solo me relaje en una playa, ¿Quien sabe?, cualquiera puede ser mi proximo destino.
muy buen viaje. aprecio estas lineas. espero tengas tiempo para pasar por mi blog y colaborarme. saludos.
Hermosas fotografías. Mérida es uno de los paraísos que tiene Venezuela y me alegro que hayas podido visitarlo. Saludos.
hermosas fotografías, sin duda quiero regresar a Mérida. Nuestro país es hermoso.