El oro no es un preciado tesoro, sino la lealtad y la sinceridad. La lealtad debe estar en todos los aspectos de nuestra vida, en cada paso que damos, debe ser nuestro modo de vivir la vida, cada responsabilidad y compromiso que asumimos, en cada relación que tenemos, si nos esforzamos por dar lo mejor de nosotros también debemos esperar recibir lo mejor, no nos conformemos con menos, porque merecemos lo mejor.