Es conocido por el mundo entero que en Venezuela la crisis inflacionaria, monetaria y política nos tiene sumidos en un profundo agujero del cual hace mucho no vemos salida, pero creo que lo peor es la crisis moral y espiritual que se siente en el ambiente.
En un país en el que ser chévere, alegre, divertido, solidario, colaborador, amable y positivo; era nuestra esencia natural, ahora lo estamos perdiendo. Algunos no lo comprenden pero estamos dejando de ser nosotros mismos para volvernos zombies. Cada quien busca su propio beneficio, deambulamos por las calles buscando el mejor precio de los productos para comprar, nos matamos por conseguir los productos de primera necesidad, pasar horas en una cola bajo el sol o la lluvia nos ha ido robando la alegría, nos cuesta ver el lado positivo de las cosas y nos hemos vuelto un poco amargados.
Debemos luchar por cambiar nuestra realidad, pero no se logra lanzando piedras ni quitando gobiernos, a veces el que viene es peor (no quiere decir que esté de acuerdo con éste régimen). Tenemos que cambiar de actitud, entender y aceptar que solo Dios puede transformar las cosas en Venezuela y pedir Su dirección para salir adelante. Tenemos que recuperar la fe y recuperar esa chispa que nos diferencia del resto del mundo.
A veces es muy difícil ver el lado positivo de las cosas, pero mirando solo lo negativo tampoco nos llevará a ningún lado. Si se puede vivir en Venezuela, con dificultades, pero si se puede. Venezuela se levantará de sus cenizas cual ave Fénix.