Correcto, la monarquia española defiende la democracia (de los consejos de administración de las empresas), la paz (la de los cementerios) y si en algún amanecer etílico se les ocurre defender a alguien que no sean ellos mismos, será sin duda a Francisco Franco Bahamonte, que para algo los puso ahí a todos.
Y que decir del genuflexo de Borrell...