Te la comiste, Maduro, con tus anuncios económicos del día de San Andrés. Hoy amaneció Venezuela con la sombra de más empresas cerradas; más madre y padres de familia desempleados y la inflación monstruosa con más poder. De qué vale un aumento de salario que no cubre ni el costo de un kilo de pollo y un cartón de huevos? De qué sirve una inamovilidad laboral si los trabajadores son echados a la calle a la buena de Dios? Las fuentes de empleo están ahogadas; no producen para sostenerse. La destrucción caracteriza la eficacia de tu gobierno.