¡BRILLANTE post! Qué deleite y cuánta verdad en tu escrito, @Jeanfreddy. Me vi reflejada en él con respecto a la PNB/GNB, es decir, que vayan y acaben con los malandros. Y todavía mantengo ese pensamiento, perdón.
Lo vivo a diario en el transporte público: para el que se monta, ya el bus está lleno; pero para quienes estamos afuera, aún queda espacio para subir. Con esto, antes de la crisis del transporte superficial, era inconsciente. Ya no, ya sé que debo dar unos pasos más atrás para que otros puedan también llegar a su destino como deseo yo llegar al mío. Solo por darte un ejemplo.
Me pasó hace unos meses con unos vecinos del piso 6 (vivo en un 4to piso). Los niños de unos de los apartamentos estaban jugando con patinetas y pelotas en su pasillo, pero su pasillo es techo de los cuartos de mi apartamento. El escándalo de arriba, me impedía trabajar tranquilamente desde mi habitación. Subí a reclamar, pero la madre de los niños -muy molesta- me dijo: ¿Y qué quieres que haga? ¿Que los encierre en el apartamento? ¿Por qué no le reclamaste al que tenía la música a todo volúmen? a lo que yo le dije: "Si a Ud le molestaba la música de ese otro apartamento (realmente ni yo sabía de quién se trataba), Ud. misma debió haber reclamado. Mi reclamo es porque estos niños están corriendo de punta a punta el pasillo y este piso es techo de los apartamentos de abajo, específicamente el mío. Es todo. Para eso hay una planta baja y una cancha para que salten y jueguen. ¿Qué pasó después? bajaron la intensidad. Hay gente que no sabe vivir, bien sea en casas o apartamentos.
Y eso es solo por darte un pequeño ejemplo.
El problema es que la GNB/PNB está llena de antisociales con la mera diferencia del uniforme y la protección del Estado, pero además, no van a "matar malandros" sino a quienes ellos creen que lo son, o les deben dinero o "tienen culebra". Y por eso tantos reportajes de víctimas de OLP. Cuando se hizo en San Vicente las denuncias eran horrorosas: manoseo y cachetadas a las mujeres, robo de cauchos, Harina Pan y las barbies de unas niñas, comerse un arroz con pollo de la nevera e insultos.
¡Qué desgracia Dios mío! Estamos en manos de soberanos delincuentes.