2018 es el año en el que algunos venezolanos que ya se fueron verán que las remesas no son suficientes para mantener por completo a su gente y tendrán que ayudar a sus familiares a salir del país.
Que una familia reciba de 50 a 300 dólares al mes y que con eso pueda vivir por completo cubriendo necesidades de un mes, se debe a una alteración económica. Una perversión. La misma que afecta a Venezuela. Sí, para muchos significa un gran esfuerzo enviar alguna remesa, pero si afuera no mantienes a un niño con 20 dólares al mes ¿por qué eso debería bastar para su manutención en un país sin garantías?
Actualmente esa alteración no se está resolviendo. Es decir, las cosas no aumentan de precio porque se esté sincerando nada. Sencillamente el caos tomó otro rumbo.
La economía no se dolarizó. Aún no. Aún los servicios básicos y muchísimos pagos, como la escuela, algunas consultas médicas, etc, no se han dolarizado. Conseguirás calculado en dólares algunos productos y honorarios, claro, por supuesto, pero la economía no está dolarizada. Empezando por los salarios. Lo que está ocurriendo, según Ronald Balza Guanipa nos dijo en una entrevista hace meses, es que vivimos una "hiperbolivarización". Se necesitan cada vez más bolívares para adquirir las cosas y eso no está completamente vinculado al costo del dólar sino al deterioro del resto de las cosas.
A la hiperinflación impulsada por el BCV, se le suma la escasez de productos y los costos multiplicados que implica traerlo y mantenerlo. Por eso los precios aumentan tanto que los consumidores no pueden alcanzarlos y tampoco comprenden que suban más que el dólar de mercado negro. Porque son fenómenos paralelos.
Lo explico de esta forma: así como no está "dolarizada" la mensualidad de un colegio, no lo está tampoco la nevera que afuera vale 400 dólares y dentro del país ronda el equivalente a $700, porque su costo final incluye también la importación a un país al que hay menos viajes, aduanas, impuestos, robos de militares, tajadas oficiales, traslados internos, alto riesgo de mantener inventario, reposición, etc.
Algo similar pasa con algunos alimentos e irá pasando con otros rubros de la economía. Si no, pregunten cuánto cuestan las vacunas entre pediatras privados.
El costo de la vida aumenta y no porque se esté normalizando. Es absolutamente todo lo contrario. Cae en un foso.
Así que para algunos ya bien establecidos será más barato (y le generará más tranquilidad) sacar a su familia. Para otros, sobre todo los que dejan familiares mayores y vulnerables, sin seguridad social en el exterior ni protección dentro del país, se les complicará aún más el año.
¿Hay alternativas a esto?
Sí: buscar soluciones individuales (hacer más dinero o ir buscando pasajes), o impulsar soluciones colectivas (procurar un cambio de gobierno). Ambas son difíciles, pero a quienes no se han podido divorciar de Venezuela les toca lidiar con este drama incluso si ya se fueron de la casa.
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