De algo estoy convencido: el venezolano actual quiere vivir en libertad y le repugna profundamente la injusticia. Pero en los últimos años esta sociedad ha sufrido un creciente despojo de sus derechos ante la concentración del poder político en las maquinarias partidistas y del poder económico y de decisiones en manos de un estado hipertrofiado.
Parte del problema nace con la tendencia a endiosar a los hombres a quienes les han confiado el cuidado de la comunidad. Como lo dijo Santo Tomás de Aquino en el siglo XIII: La glorificación y la constante adulación, y hasta el servilismo que constantemente rodean al alto funcionario termina irremediablemente por minar su sentido común y su ecuanimidad.
Eso genera una crisis de participación y se aprecia una tendencia a la desaparición del ciudadano de la escena política. Se ha venido desarrollando un estilo político, basado en el método que algunos especialistas llaman "conciliación de élites", quienes tienen estas características:
1.- temor a que se desborden las demandas populares y que se hagan incontrolables.
2.- Tendencia a que esas demandas sean canalizadas a través de ciertas organizaciones bajo el control de determinadas élites confiables
3.- Tendencia a desestimar o reprimir toda acción política no canalizada de ese modo.
4.- Alineación en el interior de las organizaciones elitescas de la autoridad y libertad de decisión del líder , al lado de una actitud pasiva de quienes reciben beneficios en forma paternalistas y no con el resultado de su propio esfuerzo,
En palabras del Libertador Simón Bolívar: " Se nos ha dominado más con la palabra que con la fuerza"