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in #venezuela6 years ago

¿DEMOCRACIA EN LOS PUEBLOS O EN LOS CONSEJOS DE ADMISTRACION?

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Hoy, Yo reconozco oficialmente al Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, como el Presidente Interino de Venezuela. En sus competencias como la única institución legítima con representantes elegidos por el pueblo Venezolano, la Asamblea Nacional tomó el paso de invocar la constitución de Venezuela para declarar a Nicolás Maduro ilegítimo, y a la oficina de la presidencia vacante. El pueblo venezolano valientemente ha denunciado a Maduro y a su régimen y ha exigido la libertad y el retorno al estado de derecho.

Yo continuaré usando todo el poder económico y diplomático de los Estados Unidos para presionar a favor de la restauración total de la democracia venezolana. Nosotros pedimos a otros gobiernos del Hemisferio Occidental a que tomen pasos para reconocer al Presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como el Presidente Interino de Venezuela, y trabajaremos de manera constructiva con ellos para apoyar los esfuerzos para restaurar la legitimidad constitucional. Nosotros responsabilizaremos al régimen ilegítimo de Maduro por las amenazas a la seguridad del pueblo venezolano. Como Presidente Interino, Guaidó notó ayer: “La violencia es el arma del usurpador… ante eso solo tenemos una acción clara, seguir unidos y firmes por una Venezuela democrática y libre.”

Donald Trump


Los acontecimientos en Venezuela se han aproximado a una línea peligrosa.

Al fracasar en sus intentos de destituir a Nicolás Maduro, inclusive, mediante su eliminación física, los opositores extremistas al Gobierno legítimo de Venezuela eligieron la forma de protesta más confrontativa. La investidura de un opositor como "Presidente interino de Venezuela" y su reconocimiento inmediato por parte de Estados Unidos y de varios Estados regionales buscan agravar la división en la sociedad venezolana, provocar mayores enfrentamientos frontales en las calles, desestabilizar dramáticamente la situación política en el país e impulsar la escalada del conflicto. Esa creación intencional y obviamente bien pensada de la ‘dualidad de poder’ en Venezuela, la formación de un centro alternativo de toma de decisiones lleva directamente al caos y a la destrucción de los cimientos del Estado venezolano. Ya se registraron las primeras víctimas humanas. Condenamos resueltamente a quienes empujan la sociedad venezolana al abismo de una sangrienta guerra intestina.

Vemos en las acciones descaradas de Washington un nuevo testimonio del desprecio total hacia las normas y principios del Derecho Internacional, un intento de desempeñar el papel de juez impostor de los destinos de otros pueblos. Es evidente el deseo de convertir a Venezuela en un nuevo escenario para aplicar recetas probadas para cambiar Gobiernos indeseables.

Sobre todo inquietantes son las señales procedentes de varias capitales que no descartan una intervención militar desde el exterior. Advertimos contra tales aventuras preñadas de consecuencias catastróficas.

Exhortamos a los políticos venezolanos sensatos que están en la oposición al Gobierno legítimo de Nicolás Maduro a no convertirse en peones de un juego de ajedrez ajeno.

Partimos de que cualquier actividad política debe llevarse a cabo estrictamente en el marco de la Constitución y de conformidad con la legislación nacional. Sin duda alguna los ciudadanos de este país pueden expresar abiertamente su postura, en particular, mediante las manifestaciones, pero exclusivamente por vía pacífica que no lleve a la violencia ni ponga en peligro la seguridad de los ciudadanos.

Sólo los venezolanos tienen derecho a determinar su futuro. Una injerencia externa destructiva, especialmente en la coyuntura actual extremamente tensa, es inaceptable. La incitación no tiene nada que ver con el proceso democrático. Es un camino directo a la anarquía y al derramamiento de sangre.

La tarea de la comunidad internacional consiste en ayudar a diversas fuerzas políticas de Venezuela que priorizan los intereses nacionales a llegar al entendimiento mutuo. Estamos dispuestos a cooperar en esto con todos los Estados que comparten estos objetivos.

Ministerio de Exteriores de Rusia

LO MÁS IMPORTANTE PARA MÍ:

¿Todo vale para acabar con los enemigos políticos o para eso están las elecciones?

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Considerando el apoyo de Estados Unidos más importante que el voto de sus compatriotas, ‎Juan Guaidó se autoproclamó presidente interino de Venezuela. ‎

Creación del conflicto

Durante los últimos meses, Estados Unidos ha logrado convencer a una cuarta parte de los países ‎miembros de la ONU –entre ellos 19 países de las Américas– para que no reconozcan el ‎resultado de la elección presidencial realizada en Venezuela en mayo de 2018. Por consiguiente, ‎esos países tampoco reconocen la legitimidad del segundo mandato del presidente Maduro. ‎

En una entrevista concedida al Sunday Telegraph y publicada el 21 de diciembre de 2018, el ‎ministro británico de Defensa, Gavin Wiliamson, declaraba que Londres está negociando la ‎instalación de una base militar permanente en Guyana para retomar la política imperial británica ‎anterior a la crisis de Suez. Aquel mismo día, un diputado guyanés hacía caer sorpresivamente el ‎gobierno de su país y, de inmediato, se refugiaba en Canadá. ‎

Al día siguiente, la transnacional petrolera estadounidense ExxonMobil afirma que un barco que ‎había alquilado para realizar trabajos de prospección dentro de la zona en litigio entre Guyana y ‎Venezuela había sido expulsado de aquellas aguas por la marina de guerra venezolana. ‎La expedición contaba con una autorización concedida por el gobierno guyanés saliente, que ‎administra de facto la zona en litigio. Inmediatamente, el Departamento de Estado, y después ‎el Grupo de Lima, denuncian el incidente como un peligro que Venezuela hace correr a la ‎seguridad regional. ‎

Pero el 9 de enero, el presidente Maduro revela grabaciones de audio y video que demuestran que ‎ExxonMobil y el Departamento de Estado mintieron deliberadamente para crear una situación de ‎conflicto y empujar los países latinoamericanos a entrar en guerra entre sí. Los países miembros ‎del Grupo de Lima reconocen entonces la manipulación, con excepción de Paraguay y Canadá. ‎

El 5 de enero, la Asamblea Nacional de Venezuela elige su nuevo presidente, Juan Guaidó, y ‎se niega a reconocer la legalidad del segundo mandato del presidente de la República, Nicolás ‎Maduro. Según la Asamblea Nacional, la situación es similar al caso previsto en el artículo 233 de ‎la Constitución. Según ese artículo, cuando un presidente de la República se ve impedido de ‎ejercer sus funciones –por enfermedad–, el presidente de la Asamblea Nacional lo reemplaza ‎automáticamente. Como puede verse, esto no tiene nada que ver con la situación actual. ‎

El 23 de enero, los opositores a la Revolución Bolivariana y sus partidarios realizan ‎simultáneamente una serie de marchas en Caracas. Juan Guaidó se autoproclama entonces ‎presidente interino del ejecutivo. Estados Unidos, Canadá, Reino Unido e Israel lo reconocen ‎de inmediato como nuevo presidente de Venezuela. España que ya participó antes en varias ‎intentonas golpista contra Hugo Chávez, empuja la Unión Europea a sumarse a la nueva ‎maniobra.‎

La lógica de los acontecimientos conduce Venezuela a romper las relaciones diplomáticas con ‎Estados Unidos y a cerrar su embajada en Washington. Afirmando que el presidente Nicolás ‎no tiene derecho a romper relaciones con Estados Unidos, Washington mantiene su embajada ‎en Caracas y sigue aportando leña al fuego. ‎

La aplicación de un esquema ya utilizado

Contrariamente a lo que creen los venezolanos, el objetivo de Estados Unidos no es derrocar al ‎presidente Maduro sino aplicar en la Cuenca del Caribe la doctrina Rumsfeld-Cebrowski de ‎destrucción de las estructuras estatales en los países de la región. Eso exige, ciertamente, la ‎eliminación de Nicolás Maduro, pero también la de Juan Guaidó. ‎

Este esquema ya fue utilizado antes para convertir los incidentes internos que tenían lugar en Siria ‎en 2011 en una agresión externa perpetrada por todo un ejército de mercenarios, en 2014. En ‎el caso de Venezuela, la Organización de Estados Americanos (OEA) –cuyo secretario general ‎ya reconoció a Juan Guaidó como presidente– asume el papel que hizo la Liga Árabe‎ en el ‎caso de Siria. El papel de los Amigos de Siria lo asume el Grupo de Lima, que ‎se encarga de coordinar las posiciones diplomáticas de los aliados de Washington. Y Juan ‎Guaidó hace el papel del jefe de la oposición siria Burhan Ghalioun. ‎

En el caso de Siria, Burham Galioun, quien desde hace mucho tiempo colaboraba con la NED ‎estadounidense, fue reemplazado por otro personajillo, que a su vez fue reemplazado por otro, ‎luego por otro y por otro más, tantas veces que ya nadie recuerda su nombre. Juan Guaidó será ‎rápidamente desechado de la misma manera. ‎

Pero el esquema sirio funcionó sólo en parte, en primer lugar porque Rusia y China se opusieron ‎reiteradamente en el Consejo de Seguridad de la ONU. En segundo lugar, porque el pueblo sirio ‎apoyó a la República Árabe Siria y dio pruebas de excepcional resistencia. Y, finalmente, porque ‎Rusia logró respaldar y equipar al Ejército Árabe Sirio ante los mercenarios extranjeros y la OTAN. ‎Sabiendo que el Pentágono ya no podrá seguir utilizando a los yihadistas para debilitar el ‎Estado sirio, Washington va a poner ahora el caso sirio en manos del Departamento del Tesoro, ‎que hará todo lo posible por impedir la reconstrucción del país y del Estado. ‎

En los próximos meses, el autoproclamado presidente interino Guaidó tratará de crear una ‎administración paralela

  • para apoderarse del dinero del petróleo en varios litigios;
  • para “resolver” el diferendo territorial con Guyana;
  • para negociar la cuestión de los refugiados;
  • para cooperar con Washington y hacer encarcelar en Estados Unidos a los dirigentes ‎venezolanos con diversos pretextos.‎

Si tenemos en cuenta la experiencia adquirida durante los 8 últimos años en el Gran Medio ‎Oriente, no debemos comparar lo que sucede en Venezuela con lo sucedido en Chile en 1973. ‎El mundo postsoviético ya no es el de la guerra fría. ‎

En aquella época, Estados Unidos trataba de controlar todas las Américas y cerrar el paso a ‎toda forma de influencia soviética. Quería explotar las riquezas naturales de aquella parte del ‎mundo con el menor control posible de los gobiernos nacionales y con el menor costo posible. ‎

Pero hoy, por el contrario, Estados Unidos se obstina en ver el mundo como unipolar. Ya ‎no tiene amigos ni enemigos. Según la visión estadounidense una población está integrada a la ‎economía globalizada o vive en territorios que contienen recursos naturales, recursos que ‎Estados Unidos no explotará necesariamente pero que siempre quiere controlar. Y como esos ‎recursos no pueden estar simultáneamente bajo el control de los Estados-naciones donde ‎se encuentran y del Pentágono, Washington aspira a impedir el funcionamiento de las estructuras ‎estatales de esos países. ‎

Cegar a los actores

Es posible que Juan Guaidó crea realmente que puede resolver la crisis y servir a su país ‎autoproclamándose presidente interino. En realidad es lo contrario. Su autoproclamación creará ‎una situación que será asimilada a una guerra civil. Guiadó, o sus sucesores, pedirán ayuda a ‎Brasil, Guyana y Colombia, que desplegarán fuerzas “de paz” con apoyo de Israel, Reino Unido ‎y Estados Unidos. La violencia continuará hasta que ciudades enteras estén en ruinas. ‎

No importa que el gobierno de Venezuela sea bolivariano o liberal, que sus relaciones con ‎Estados Unidos sean buenas o no. El objetivo no es lograr un “cambio de régimen” sino debilitar ‎el Estado lo más posible. Ese proceso comienza en Venezuela pero se extenderá de inmediato ‎a otros países de la región, como Nicaragua, hasta que no quede verdadero poder político en el ‎conjunto de esa región. ‎

Esta situación es muy clara para numerosos árabes, cuyos países ya cayeron en esa trampa. ‎Pero, por el momento, los latinoamericanos no parecen verla con claridad. ‎

Por supuesto, también es posible que los venezolanos tomen conciencia de la manipulación, dejen ‎de lado sus divisiones y salven el país. ‎

Thierry Meyssan


fuente info: RedVoltaire
Dibujo del títere, del fantoche, la triste figurilla,el muñeco, la marioneta yanqui: @sanchezpuukko

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Es triste que esta sea una estrategia de la derecha para llegar al poder, lamentablemente no tiene la inteligencia suficiente para crear los medios de seguridad en las elecciones, tal cual lo hicieron para ganar la Asamblea Nacional, quieren ganar sin competir para despues buscar generar el caos y destrucción de su propio pais, el nuevo orden mundial y las grandes alianzas evitan golpe de estados en los paises emblematicos.

Yo leia y leia los periodicos de mi país (España) y no conseguia entender nada de lo que pasaba. Escuadrones de la muerte? Dictadura? Joder si hasta Carter dice que teneis la mejor democracia del mundo. Después de escuchar a Fernando Travieso,experto en petroleo venezolano, entiendo, que sólo habeis hecho dos cosas mal. Tener petroleo. Y haber depertado con Chávez.

Este gobierno de Dictadura no tiene nada, todos hacen lo que quieren, hay una anarquía barbara. En cuanto a escuadrones de la muerte, eso aquí es ambiguo, se aprovechan de las marchas para generar caos, y si alguien se muere según los periodicos es culpa del gobierno... a mi parecer Maduro solo ha sido ineficiente para manejar nuestras riquezas, caso contrario a Chavez que pudo acabar un gran deficit social en nuestro pais.