Cuando caí en lo que no debemos caer, en el error mortal de nuestra sociedad, la desesperanza.
Mantenía una conversación con dos amigas, y una de ellas hablaba sobre planes a futuro, de esos planes que son sueños y metas, no solo para uno mismo, sino para terceros; pero vino la yo desesperanzada y le refuté diciendo que ni lo pensara, que aquí no valía la pena hacer todas las cosas positivas –para nosotras y la sociedad- que teníamos en mente. Por supuesto me refutó y ahí quedó la conversación, ahí terminó, en la desesperanza. Esta simple historia, que para muchos será insignificante, es un recordatorio de lo que NO se debe hacer.
La desesperanza no nos llevará a nada en los tiempos que están por venir. La lucha no es solo ahora, persona lectora, la lucha es ahora, mañana y siempre. Nunca podemos bajar la guardia. La relación Estado – Persona siempre debe existir, y es nuestro derecho -y pienso que deber- exigir cuando no estamos conformes. El punto de todo esto, y el mensaje que realmente quiero dar mediante estas líneas es que lo que viene es fuerte. Quienes quedamos en el país tenemos el futuro en nuestras manos. Están quienes salen a la calle, luchan, devuelven el golpe, las bombas, el daño y todo lo que se recibe, por otro lado están quienes se resguardan y se llenan de todas las fuerzas y ganas de dar su grano de arena poco a poco, quienes saben que el trabajo arduo viene luego de ganar la batalla.
El futuro está en todos,
en el que saldrá a trabajar dignamente
el que cada día le dirá “buenos días” con una gran sonrisa a los hijos de sus vecinos e indirectamente enseñará valores,
en el que se esforzará de ser mejor cada día,
en el que preferirá cumplir la ley y las normas que ser vivo y salirse con las suyas,
en el político que haga su trabajo por el bien de todos y no por el poder,
en los comunicadores que harán correctamente su labor gozando de la libertad de expresión,
en los venezolanos, que desde otros países, dejarán nuestra bandera en alto,
en los profesores que implantarán clases asombrosas, explicarán las cosas como son, y no lo que un Ministerio, mal administrado, les obligue a decir y hacer,
en los doctores que podrán salvar vidas en las mejores condiciones, haciendo crecer cada día la institución y el gremio, como también su persona;
entre otras personas.
El futuro está en nuestras manos
pero tú ¿en qué lado del futuro deseas estar? ¿en la desesperanza?
Necesitamos sensatez
Así mismo. Gracias por leer. Un abrazo.
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