El día de ayer, 20 de mayo, se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en Venezuela, elecciones que, para muchos, son fraudulentas por haber sido convocadas por la Asamblea Nacional Constituyente, resultando reelecto el actual presidente Nicolás Maduro Moros. Sin embargo, para todos los venezolanos ese era un resultado que ya se veía venir, ya todos sabían que, por la manera en la que fueron convocadas las elecciones y las trabas que se impusieron,el Consejo Nacional Electoral (C.N.E.) daría por ganador al presidente Maduro.
Para estas elecciones, los partidarios del gobierno (los pocos que quedan) tenían una idea clara de qué hacer: votar por Maduro; pero, la oposición estaba frente a una disyuntiva: votar y legitimar unas elecciones fraudulentas o abstenerse y dejar al oficialismo hacerse con la suya. Luego de que la presidenta del C.N.E., Tibisay Lucena, diera los resultados, las cifras de abstención fue lo que más resaltó, pues, más del 50% de la población decidió no ir a votar, dando un contundente mensaje: Más del 50% de los venezolanos, entre los que se abstuvieron de votar y los que votaron por algún candidato opositor, no confía en el gobierno ni en el C.N.E., pues se sabe que éste es un órgano más al mando del gobierno.
Pero, más allá de ser unas elecciones fraudulentas o no, la realidad que se vive (al menos por ahora) es que Nicolás ha sido reelegido como presidente de la república por seis (6) años más...
Entonces es aquí donde viene la pregunta del millón: ¿Y ahora qué?
Seguir trabajando, solo eso.