Mi acento, parte de mi identidad

in #venezuela6 years ago (edited)
En estos tiempos hay muchas historias sobre emigrantes venezolanos, unas sobre lo difícil que es emigrar, otras sobre quienes han podido gozar de un reencuentro con los suyos después de mucho tiempo y otras sobre el proceso de adaptación, para algunos más difíciles que para otros. Pero todas conmovedoras, llenas de sentimientos encontrados, con rayos de esperanzas y cargadas de Fe. Por lo que estoy segura que la anécdota que estoy a punto de contar ha de tener detalles en común con la de muchos; esta relato que voy a compartir con ustedes me lo escribió recientemente mi hermana en un email

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Desde que llegue al país que me ha dado albergue, hace casi nueve meses, he tenido tres empleos atendiendo diferentes tipos de clientes. En el primero, las personas que escuchaban mi voz al teléfono sentían temor, marcaban distancia, se rehusaban a hablar conmigo y hasta llegaron a lanzar improperios en mi contra sin saber absolutamente nada de mí. Todo debido a mi acento. Muchos se sintieron con el derecho de llamar al dueño de la compañía para reclamarle que yo osara hablarles. Mis compañeros de trabajos se reían de la situación hasta que los clientes empezaron a reclamarles a ellos también por no haber sido uno de ellos quien les hablara en mi lugar, lo que me hizo recordar cierto dicho popular que reza “cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo" .
Uno de mis jefes propuso como solución mandarme a hacer un curso de locución y dicción. Y ante semejante muestra de apoyo preferí trabajar desde mi casa por un tiempo, sin contacto con nadie más que mi gente, abrazando mis costumbres y sobretodo mi acento.

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En el segundo empleo me toco atender personas de tres nacionalidades distintas, las del país que me alberga, unos argentinos y unos paisanos. Los paisanos me reconocieron en el instante en que me escucharon hablar, eso me reconforto, me lleno de alegría, me reafirmo que mi país sigue en mí, que no me abandona. Los argentinos no notaron diferencia alguna, supongo que estando lejos también de su tierra todo les sonaba distinto, por tanto todo normal. Y los dueños del territorio que ahora piso tuvieron reacciones más variadas esta vez, fueron más respetuosos, incluso hubo halagos y todo gracias a mi acento; escuche en repetidas oportunidades la frase “que bonito es tu acento” hasta de parte de mis compañeros de trabajo. Las cosas iban mejorando Gracias a Dios!
En mi tercer y actual empleo me toca atender un público muy particular, son personas que en su mayoría reconocen estar pasando por una situación difícil, momentánea pero difícil, por lo que mi acento no solo es venezolano sino que también está lleno de la compasión que caracteriza a la mayoría de nosotros los venezolanos. Así que todos los días respondo por lo menos 10 veces a la pregunta: “¿De dónde eres?”
A lo que yo contesto con una sonrisa en los labios y lágrimas contenidas (por ser un tema muy sensible) “De Venezuela” para luego escuchar frases como: “me lo imagine por el acento”, “que bonito su acento señorita”, “de Venezuela (con reflexión, compasión, susto e incógnita) que situación tan terrible están pasando en Venezuela” y “aahhh…! Ya sabía, es que conozco otras personas de Venezuela que hablan igual a usted”.
La mayoría de las veces estas frases solo reciben una sonrisa como respuesta de mi parte. Pero hoy escuche frases como: “Todas mis oraciones están con el pueblo de Venezuela” de un portugués cuya esposa vivió mucho tiempo en Venezuela, “Ustedes son unos verracos, van a estar bien y Dios mediante todo va a pasar pronto” de un hermano colombiano que estaba con su familia de visita y a los que solo les falto abrazarme en medio de la tienda llena de gente para mostrarme apoyo y darme ánimo. Y finalmente escuche a un mexicano decir “no pierdan la fe y la esperanza, Dios es perfecto, todo lo puede y no los va a dejar solos”.
Así que mi historia hoy se llenó de mucho más agradecimiento y de mucho más apego por mi origen, mi acento y por mis hermanos de otros países que reconocen mi acento y quienes en otros países dicen con orgullo y acento propio “SOY DE VENEZUELA”.

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Esta hermosa anécdota me la contó mi hermana Angelica M quien vive en otras latitudes.
Las imágenes son de mi archivo personal y fueron tomadas usando la cámara Olimpus.
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Hola @yndiraml tu historia es bien interesante, cosas de cultura. Nos encantó.

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Esa voz tan particular de una paisana, ese acento que nos identifica a donde vamos... mucho éxito para ella en su nuevo trabajo. Muy lindo tu post. Saludos!

@betza, estoy de acuerdo contigo, tenemos un acento único y un oído especial para reconocerlo jajajaja, gracias por tus buenos deseos, yo se que ella sera otra Venezolana que dejara muy en alto el nombre de su hermosa Venezuela.

Que bonita anécdota, es grato llevar con orgullo nuestras raíces donde quiera que estemos, me alegra que tu hermana lo haga y desearía que muchos siguieran su ejemplo. Saludos @yndiraml.

Gracias por tomar algo de tu tiempo para leerla y comentarla, comparto tu opinión ojala muchos de los paisanos que emigren pudieran ver el lado positivo de sus vivencias por mas duras y fuertes que se que pueden llegar a ser, Dios quiera esas situaciones se conviertan en la energía necesaria para sacar lo mejor de ellos y siempre dejar el gentilicio en alto.

Mis mejores deseos para ti amiga, tienes un seguidor mas y upvote por supesto 😉

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