En 120 días un sentimiento ha dicho presente, manteniéndose vivo en forma de llamas abrazadoras, haciendo cenizas todo aquello que una vez fue dolor, actuando a su vez como las aguas curativas del paraíso más surrealista que puedas imaginar.
He sobre llevado esto con tanta naturalidad que, a primera instancia, pareciera algo normal, mi día a día, pero la verdad es que no... Es un sentimiento tan fuerte que, aunque quiera, no puede ser expresado con mis cuerdas vocales.
Mi alma pide liberar el violento caudal de sensaciones que causa aquel yugo en mi, a veces sin tanto éxito, pues no es suficiente con acciones o palabras.
Y cuando creo no poder más, mi cuerpo exhausto es invadido por el deseo de caer en la cotidianidad de un "Te amo", pero ¡No!, no lo haré.
No te amo, te estoy amando. En gerundio, una acción del aquí y el ahora, un proceso vivo y latente, como una llama eterna que arde y se aviva cada vez más, capaz de sobrevivir al más frío confinamiento de soledad. El amor nunca se termina de construir, cada pilar, cada ladrillo y cada piso es inventando con la finalidad de seguir construyendo.
Somos escritores de nuestro propio poema, así como somos dueños de nuestro propio amor