De la mano de Dontnod Entertainment llega Vampyr. Les contamos qué tal resulta la combinación de rol, acción, vampiros y una historia muy profunda.
Con Focus Home Interactive en la edición, Dontnod Entertainment -creadores de Life is Strange- se alejan de las andanzas adolescentes para desarrollar un mundo mucho más maduro, oscuro y sanguinario. Se trata de Vampyr, un juego de rol y acción que mete muchísima historia en un género que no suele gozar de tramas tan ricas.
En Vampyr encarnamos a Jonathan E. Reid, un médico que acaba de volver de la Primera Guerra Mundial y que despierta aún peor de lo que estuvo en combate: convertido en un vampiro. Entonces, la moral se pondrá constantemente en juego para él ¿salvar vidas como lo demanda su profesión o alimentarse de sangre porque su sed lo pide? Dilema que tendrá que resolver mientras que una deprimente Londres cae en picada como consecuencia de la gripe española.
Hagamos historia
Si la premisa ya resulta alentadora a la hora de imaginar una gran trama, con el equipo de Dontnod esto está asegurado. Los creadores de Life is Strange vuelven a demostrar lo capaces que son a la hora de crear una historia profunda, atrapante y muy sentimental.
Las cosas van bien desde el primer minuto, cuando descubrimos que nos ofrecen su propia versión del universo vampírico. Ese que tan transitado está por series y películas, pero que acá consigue desarraigarse de todo lo visto obteniendo un resultado original y absolutamente satisfactorio.
¿Qué sucede con esta Londres de la posguerra invadida por los chupa sangre? La respuesta a esa pregunta la vamos descubriendo con largos diálogos que podemos llevar a cabo con las decenas de habitantes de cada distrito. Diálogos hermosamente trabajados que por momentos se vuelven hasta poéticos, cuidados al punto de que realmente encajan en la época en la que se sitúa el juego. Nos hacen sentir parte de ella.
Poco tardaremos en sumergirnos en una ciudad enferma, cubierta de sangre, que desentierra apenas un puñado de almas caritativas que intentan levantar una situación que a duras penas se mantiene en pié.
Londres está en decadencia
Y la ambientación es uno de los principales factores que ayudan a involucrarnos en el mundo de Vampyr. Puede que los gráficos no sean los mejores que hemos visto hasta la fecha, ni de cerca, pero así y todo la recreación de la ciudad británica azotada por la gripe española es realmente alucinante.
Será un placer constante caminar por esas calles adoquinadas, iluminadas por faroles que hacen lugar para su luz amarillenta entre la niebla y la lluvia. Los oscuros paisajes son constantes y resultan hermosos e inmersivos por igual. Un placer inevitable para los ojos.
No así de placentero es a la hora de elegir los caminos. Entre las pocas cosas que tenemos que objetar al equipo de Dontnod está el diseño del mapa. Demasiadas calles entrecruzadas, puertas que solo se pueden abrir de un lado y marcadores poco efectivos provocan, por momentos, que desplazarse de un punto a otro sea una tarea molesta. Más si tenemos en cuenta que no contamos con viajes rápidos.
Cazadores, hombres lobo y skals
Y por supuesto, las calles londinenses no estarán libres de amenazas. En ellas encontraremos principalmente tres tipos de enemigos: cazadores de vampiros, hombres lobos y skals. Estos últimos son una especie de vampiro pero de menor calidad, que surge de la mordida de un chupa sangre con bajo linaje.
Estos villanos nunca dejan de ser un desafío. Es cierto que con el correr del tiempo -y con la absorción de sangre- Jonathan Reid se vuelve cada vez más poderoso, pero las criaturas y cazadores también lo harán mediante un sistema de progresión por distrito. Es decir, en cada distrito serán más poderosos. Elección totalmente acertada que genera un constante desafío, al mismo tiempo que nos invita a volver al principio y descubrir cuanto hemos evolucionado.
A la hora de luchar no nos encontramos con un combate tan profundo como nos gustaría, pero que tampoco está mal. Es cierto que en principio los golpes son un tanto básicos, pero a medida que avanzamos en el juego vamos desbloqueando una serie de habilidades que compensan esas falencias y mejoran la experiencia. A fin de cuentas golpear y esquivar enemigos se siente bien, en el estilo que vienen manteniendo los action RPG de los últimos años, aunque con una dificultad bastante menor. El título no busca atrapar por cuan difícil es, sino por aportar a este género una gran cuota de historia.
Beber para vivir
Merece ser destacada la importancia que tiene el hecho de que encarnamos a un vampiro. En Vampyr nuestra sed de sangre tiene un peso inmenso y lo notamos con cada paso que damos. Beber sangre no solo nos ayuda en combate para hacer uso de nuestros poderes, sino también durante el progreso porque es gracias a ese líquido rojo que da vida a las personas que podremos progresar y conseguir nuevas habilidades.
De esa forma, el juego de Dontnod pone nuestra moral en jaque constantemente. ¿Quién merece morir en nuestras manos? Personajes queribles que nos brindarían mucha experiencia si decidiéramos eliminarlos. Otros detestables, pero que dejarían a una familia en la calle si no volvieran a su hogar. Decisiones realmente difíciles de tomar se cruzan una y otra vez en nuestro camino y de ellas dependerá el curso de la historia.
En este sentido tenemos que decir que los personajes están muy bien trabajados. Es verdad que hay bastante diferencia entre nuestro protagonista y los secundarios, pero todos mantienen un buen nivel y ayudan a sumergirnos en el universo que construyen.
Si tan solo hubiese mejorado lo técnico
A pesar de que casi todo es positivo en este título de vampiros, hay algo que no podemos dejar pasar. Es que técnicamente tiene demasiados fallos y muchos de ellos cortan con una fluidez jugable que es necesaria cuando queremos involucrarnos en una historia así de profunda.
Nos encontramos con un juego que se la pasa rascando frames. Las bajas son constantes (al menos en PlayStation 4) y se suman a tiempos de carga un tanto extensos, teniendo en cuenta que no nos encontramos ante un mapeado demasiado grande.
Además, sobre todo en el final del juego debido a que el número de enemigos se amplia considerablemente en cada sector, aparecen unos congelamientos de pantalla bastante frecuentes. Un tiempo demasiado extenso que el juego se da para cargar el siguiente escenario.
El deleite de nuestros oídos
Todo lo que entra en nuestro cerebro a través de los oídos merece ser nombrado de forma especial. Comenzando por las voces, solo podemos brindar halagos. Tanto por el nivel de las mismas, como por las interpretaciones de los actores. El sonido ambiente también es alucinante, al igual que el de las criaturas que nos ponen la piel de gallina cuando gritan en medio de la noche.
Sin embargo, los aplausos más fuertes se los lleva la música. Tanto así, que podemos decir que nos encontramos ante una de las mejores bandas sonoras originales en títulos de la actual generación de consolas. Cada una de las canciones nos penetra hasta los huesos, ayudándonos en esta inmersión en una Londres sucumbida ante una epidemia mientras encarnamos a un hombre que ha cambiado su mortalidad por una eternidad sin corazón.
Vampyr, el veredicto final
Dontnod Entertainment ha dado un nuevo paso y lo ha hecho con mucha firmeza, metiéndose en el mundo de los action RPG y agregándole a su título un condimento que necesita mucho este género: una buena y trabajada historia. Reinventado el universo vampírico y haciéndolo con una ambientación excelente, acompañada de una banda sonora alucinante, consigue involucrarnos en su universo desde el primer minuto y durante alrededor de 35 horas.
Aunque se le pueden reclamar algunos aspectos técnicos y una mayor profundidad en el combate, Vampyr es un juego que tiene demasiados puntos positivos como para que estos defectos afecten al resultado final. Combatir una epidemia, luchar contra criaturas, chupar sangre para progresar y tomar decisiones realmente difíciles son todos los condimentos que necesitamos para dar el visto bueno para esta nueva franquicia de la que esperamos una secuela. ¿Volverá Jonatha Reid?
calificacion: 8.2