En el ambiente del pueblo, se decía que aquella pareja solía bailar a todas horas, pues en aquel pueblo turístico y de paso para hacer diligencias bancarias y compras, en los bares siempre había música sonando. El caminante observó lo que decían los transeúntes acerca de la pareja bailarina y les pregunto el motivo de su euforia y alegría natural. A lo que contestaron: “Nos encontramos dos veces al día, somos esposos, él trabaja de cajero y yo soy camarera; así nos conocimos, una tarde él me dijo: ¿mujer hermosa, me concedes una pieza?

Y así, cada vez que escuchamos una canción que nos gusta, bailamos; por eso comprendemos que cada día es bueno para vivir o morir, lo importante para nosotros es vivir nuestra pasión, bailar cada vez que nos encontramos, ojalá que, en la vida eterna, tengamos la misma oportunidad”

El caminante quedó pensativo dándole valor a las palabras de Leonardo Da Vinci cuando expresó;
“Así como una jornada bien usada produce dulce sueño, así una vida bien usada produce una dulce muerte”