Un día estando de guardia en terapia intensiva. Salvando vidas . Una de las cosas que más me gusta hacer. Sin imaginar que esa sería la última guardia con mis amigos, mis compañeros de trabajo, ese día decidí cambiar el rumbo de mi vida, sin saber cambiaría el rumbo de vida de todo mi núcleo familiar. Mis amigos quienes me apoyaron, a decidir salir del país que me vio nacer, para darle un poco de esperanza a mi familia, a mis hijos, a mis hermanos, inclusos a mis amigos los más cercanos, ese día le dije adiós a mi tercer años de residencia de post grado de terapia intensiva a solo meses de terminar mi más valiosa meta.comenzar un viaje que sería de más de 7 días, de lágrimas, de pensamientos, de sueños, llegar a un país donde sería el lugar donde sembraria una semilla de esperanza. Dormir en un cuarto de paredes sin foto, sin una voz que te diga , Dios te bendiga hijo cada vez que cerraba los ojos, sin una, bendición papá te amo. La verdad en mi vida había enfrentado muchas cosas. Malandros, muerte, pero nunca había llorado tanto y extrañado tanto, hasta el poste de la calle San Carlos. Mi vida cambió de ser el Dr Jesús Pérez. A ser el cholo cómo dicen aquí. El chófer de un bebé que va a clases. Luchar para que me reconozcan como médico de nuevo. Cosa que me costó un mundo en mi país y prepárate te iba costar el doble en otro país o quizás nunca lo tendrías. Pero con la firma mirada de que ese sacrificio llenaría de vida y esperanza a mi familia , lograr pagar la universidad de mi hijo, mandarle una medicina a mi madre y hermana con eso yo me siento satisfecho. Por eso no seré un letrado, un súper poeta, pero si alguien lee esta líneas , espero que sienta lo que mi alma siente horita a estar a más de 8 días de carretera del más amor que se puede llevar en el corazón. . el amor de madre, el amor de hijo, el amor de hermano. El amor de un país que te duele cómo se destruye y nadie quiere ayudarlo. Te amo Venezuela.