Son cifras malas y han hecho historia. El lunes, la Bolsa de Nueva York sufrió su mayor caída en puntos en un mismo día.
El índice Dow Jones perdió 1.175 puntos hasta quedar en 24.345,75, un retroceso de 4,6%, una cifra importante pero no alarmante.
La pérdida de lunes fue la continuación de una caída que se inició el viernes, cuando las autoridades hicieron públicos los datos sobre el crecimiento de los salarios en Estados Unidos.
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Wall Street se desploma un 4,6%, la mayor caída porcentual de la bolsa de Nueva York desde 2011
Después de muchos años esperando ver la recuperación de sus sueldos, golpeados por la crisis financiera de 2008, los empleados estadounidenses vieron incrementar su pago en 2,9% en promedio entre enero de 2017 y el mismo mes de 2018.
Es el mayor aumento ocurrido en casi 9 años.
Se trataba de una noticia ansiada por muchos trabajadores que resentían el hecho de que los salarios se resistían a crecer pese a que hace muchos años que la recesión quedó atrás y el desempleo se encuentra en sus niveles más bajos desde el año 2000.
Sin embargo, apenas se supo que los salarios empezaron a crecer con fuerza, los mercados bursátiles comenzaron a caer.
¿Por qué?
El fantasma de la inflación
Aunque la noticia de un incremento de los sueldos suele ser motivo de alegría para cualquier trabajador, para los inversores se trata de una señal de alerta.
Los financieros consideran que esos recursos adicionales que ingresan los trabajadores serán destinados al consumo lo que, a su vez, puede derivar en mayores precios.
Entonces, para evitar que el aumento del consumo se traduzca en demasiada inflación, las autoridades de la Reserva Federal (Fed, que ejerce de Banco Central) pueden optar por incrementar las tasas de interés.
De esa manera, hacen más costoso el endeudamiento y, al mismo tiempo, fomentan el ahorro.
En diciembre de 2015, la Fed subió por primera vez las tasas de interés que estaban bajo mínimos desde finales de 2008. Durante todos estos años no habían sido incrementadas por temor a afectar la recuperación de la economía tras la crisis financiera.
Pero la Fed volvió a aumentar la tasa de interés un cuarto de punto porcentual en otras cuatro ocasiones: en diciembre de 2016 y en marzo, junio y diciembre de 2017.
Estas medidas se tomaban de forma paulatina y se aprobaban luego de que Janet Yellen, quien hasta el viernes fue presidenta de la Fed, enviaba claras señales a los mercados acerca de sus intenciones, algo que según los analistas favoreció la estabilidad de la economía.
Desde el lunes, el puesto de Yellen ha sido ocupado por Jerome Powell, un inversionista multimillonario que formaba parte de la directiva de la Fed desde 2012.
Efecto en las bolsas
Bajo el mandato de Powell, los expertos esperan que la Reserva Federal mantenga la tendencia a incrementar las tasas de interés, lo que podría tener un efecto negativo en las bolsas.
"Las noticias sobre los salarios sorprendieron a los inversionistas, quienes comenzaron a temer que el próximo presidente de la Fed podría ser potencialmente más agresivo (en el aumento de los intereses) de lo que originalmente se anticipaba", dijo a Reuters John Lynch, jefe de estrategias de inversiones de LPL Financial.
El aumento de las tasas de interés es una buena noticia para los ahorradores pues pueden lograr un mayor retorno por su dinero.
Sin embargo, para las compañías la subida de los intereses significa que resultará más costoso el dinero que piden prestado para financiar sus operaciones y su crecimiento.
Kamal Ahmed, editor de Economía de la BBC, señala además que en la medida en la que se producen los cambios de política monetaria "los accionistas comienzan a preguntarse cuántas de sus inversiones están en compañías que tienen unas bases económicas fuertes y cuántas están aguantando una burbuja bursátil".
La tendencia a incrementar las tasas de interés hará que la respuesta a esta pregunta cada vez sea más apremiante.