A orillas del río te encontré, nada sereno, a tu lado me senté, tenias heridas, profundas y supurantes, estaban vendadas, pero manchadas y sangrantes.
Me preguntabas sobre ellas, como curarlas de repente, mientras divagaba en que el proceso era posible, lentamente, la confusión que se asomaba en tus ojos azabache, el viento que te golpeaba, soplaba fuerte y ululante.
A orillas del río te vi, me asome y allí estabas, a menudo te recuerdo cuando viajo hacia el pasado, cuando evoco tu imagen en mi mente, repaso aquellos momentos, a veces dormido, quizás despierto, petrificado en el averno, agitado, resoplando, desde afuera muy sereno, pero adentro muy inquieto.
Ojos abiertos como platos, mirada ausente en el horizonte, expresión vacía, en tu pecho crecía un rencor hacia ti, no lo podías describir, el cielo azul sentías volverlo gris, al paisaje sentía que le arrebatabas el matiz.
No se si eras cruel contigo mismo, no se si tenias consuelo, allí en el río te vi, sorprendido, frunciendo el cejo, ya que el río donde te observaba, no era mas que un espejo.
JDQ