Un hola o quizás ese adiós.
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Un motivo, un latido inconcluso que se quedó a medias cuando hubo trafico en mi garganta por esas palabras que tuvieron miedos de salir al mundo y conocer de cerca la realidad.
Un motivo, una vida fingida que dibuja la felicidad en una pared que no es real pero que se ve muy bien.
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Un motivo, una mentira que se hice grande cuando las hojas caían en marzo que recién comenzaba, desde ese momento nada volvió a ser igual, sin necesidad de haber cambiado.
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Un motivo, ese escrito que nos alertó a no enamorarnos, haciendo que tomáramos la mentira como recurso para alejarnos. “Nunca nos quisimos” fue la más grande de todas esas mentiras, pero la que nos empujo hacia el perpetuo exilio.
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Me despido.
Me gusta cómo escribes!
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