Algunas veces, cuando necesita reflexionar, se acuesta en su sofá y mira el techo.
Como hoy, por ejemplo.
A veces simplemente no puede dejar de darle vueltas a ese tema, ese que ha estado en su cabeza los últimos meses.
El problema es simple: está enamorada.
Y aún duda sobre si debería hablar con él de eso.
Se prometió a sí misma que no lo haría; no quería que sus tontos sentimientos arruinaran una linda amistad.
Oh, pero si supiera cómo se siente ella...
Cubrió su cara con sus manos, "Deja de pensar" se decía.
Todos los días piensa en él, como si realmente tuviese una razón coherente para hacerlo.
Su corazón late rápidamente cada vez que habla con él.
Siente que le falta el aire si no lo tiene cerca.
Ella quiere decirle, en serio quiere. "Por favor deja de pensar" murmuraba.
Quisiera decirle que siente paz cada vez que escucha su voz.
Que él es actualmente una de las pocas personas que le hacen sentir bien.
¿Cómo haría ella para decirle que quiere pasar parte de su vida con él sin asustarlo?
Oh, ella muere por abrazarlo con todas sus fuerzas, por tomarlo de las mejillas y besarle.
Ella se muere por tomar sus manos y mirarle a los ojos mientras le dice:
"Te quiero mucho. Te quiero así como eres, con todos tus defectos, con todas tus virtudes.
Te quiero así no seas perfecto, porque en realidad nadie lo es.
Te quiero, y en el fondo desearía que tu me quisieras de la misma forma".
Se sentó en el sofá, mordió su labio un poco fuerte mientras trataba de parar su tren de pensamiento.
Pero no podía. Por más que quisiera, no podía dejar de pensar en él.
Estaba enamorada, estaba jodida.
Y asustada. Asustada porque sabía que le dolerá cuando le diga.
Cuando ella finalmente se arme de valor y le diga:
"Tú me gustas, me gustas mucho más de lo que imaginas".
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