Cartas Para Mi Diario: Y comprendí, no, no fui totalmente feliz.

in #writing7 years ago

Desperté sintiendo la necesidad de estirarme hasta que se desprendieran cada una de mis extremidades, o bueno, casi; A la luz del sol se le imposibilitaba entrar a mi habitación, por la ausencia de algún orificio que le habilitara el paso ¡Pero, vaya, frío que hacía!

Sentí mucha paz en mi pecho, esa inquietud había desaparecido, casi me convenso de que anoche había sido sólo una pesadilla, de no ser por las secuelas del llanto, que observé en mi rostro al asomarme en el espejo y ver mi reflejo. 

-¡Maldita Sea! no puedo salir así- pensé.

Observé mi reflejo un poco más mientras lavaba mi cara, aún sin poder creer que no quedaba nada de lo que sentí anoche, sólo marcas en mi rostro que me recordaban lo mucho que lloré hasta perderme en una oscuridad inmensa que unos llaman ¨sueño¨ y yo llamo ¨una cruel mentira¨. Aún no entiendo con exactitud porqué las personas esperan impacientemente este momento, cuando es algo que más odio, le temo a la noche y le temo a esa maldita mentira, porque te hace sentir bien, te hace pensar que todo está bien y hasta te hace ver que todo es como tú quisieras que fuera y cuando lo mejor está por pasar ¡PUM! viene el golpe de realidad, que te nockea y te hace ver que nada es como quieres, que todo era mentira y aparecen esos sentimientos que te matan, que nunca desaparecieron. Pero, hoy, hoy ya no estaban, hoy ya no dolía, hoy ya no me sentía morir. Creí que aún estaba dormida.

Me sorprendía la inmensa armonía que recorría mi pecho, ya no tenía ese miedo, esa inquietud ni quería salir corriendo. Me dirigí a la cocina calenté algo de café y mientras éste aumentaba su temperatura tomé un vaso de agua, sentí el frío de la misma esparcirse por mi pecho y llegar a mi estómago. *Pi, pi, pi* sonó la alarma que me avisaba que mi café estaba en su punto, tomé el posillo y me senté en la ventana a mirar el patio, que por la abundancia de arboles, sólo si mirabas minuciosamente, podrías observar unos que otros rayos de sol que se asomaban entre los arboles más altos intentando, con todas sus fuerzas, dar calor al conjunto de plantas de conforman mi húmedo patio.

Tomé un sorbo del café, sentí el calor recorrer desde mi garganta hasta llegar a mi estómago, suspiré y saboreé el dulce sabor que el café amargo dejó en mi boca. Una fuerte brisa soplaba y escuchaba un sonido que se acercaba, era como si golpearan fuerte muchas láminas de zinc, y cada vez se acercaba más y más, todo se oscureció un poco y comenzaron avistarse las diminutas gotas que caían en suelo que ahora se encontraba mojado, en mi ventana observaba como caían y se deslizaban por el vidrio ahora empeñado. El café nunca había tenido mejor sabor que el que le sentí hoy.

Me dirigí a la cocina, hice unas tostadas con más café, pero esta vez lo acompañé con leche. No había desayunado tan bien en mucho tiempo.

Pasé el resto del día acostada, viendo peliculas y revisando mis redes sociales. Nunca había tenido tanta paz como hoy.

Pero, no todo era perfecto, ahora que escribo el relato de mi día, noto que aunque todo parecía ir bien, aunque no sentí nada, no pensé en nada, tenía una inmensa paz, yo estaba sola con mi mente vacía, sin sentimientos que alteraran mi estado de ánimo y en una casa vacía, sin nadie con quién compartir mi café, mi desayuno, la cama, las peliculas; sin nadie con quien alterar la paz al poner musica y bailar y cantar juntos. Y comprendí, no, no fui totalmente feliz.