El tiempo de trueques y monedas de metales al aire han muerto. Ahora, en el tiempo que H. G. Wells, Huxley, Bradbury, Orwell y Esmelin, entran de lleno a la cotidianidad y la novedad, otrora feérico tiempo en la literatura que se nos hace visible. Es hora en este siglo XXI, que para muchos no se ha iniciado y, sin embargo; la tecnología nos acogota y se convierte, unas veces en amiga del hombre y otras en visceral enemigo. Este cambio de monedas, quizá nos hace más vulnerables o más seguros y nadie lo sabe. El sistema monetario nos hace la jugada que hicieron con los motores a carburación y los motores de inyección directa(fuel inyection). Hay un salto cualitativo y cuantitativo; solo el cambio radica una fuente inestimable para los constructores de automóviles y el detrimento de muchos bolsillos. Nos empeñamos en acabar con todo lo añejo, salvándose los vinos y los rones, que adquieren valor en su almacenamiento.
¿ Qué nos espera?, oh, pregunta que nadie osa responder. Pay pal, bitcoins, blockchain, palabras que se construyen para darle fluidez y sensatez a lo ambiguo o ininteligible que sigue siendo para muchos, ese no poder almacenar bajo el colchón de su cama el efectivo de antaño.
La historia está plagada de monedas acuñadas por el hombre desde la antigüedad hasta nuestros días. Lo hicieron las civilizaciones originarias y ahora, con el cuento del nuevo orden internacional nos llenan la cabeza con las monedas virtuales que solo suenan al escribir cifras en los ordenadores. El hombre debe ser preparado para esta contienda tecnológica y crematística. El coleccionismo de la numismática finaliza; veremos el mundo plástico en una acción visual de cifras y no de contante y sonante. ¿Es que el mundo es tan voluble y nosotros, la sumisión en potencia que permitimos los avances silenciosos del poder invisible? No es encerrarse a las novedades, por ejemplo miro el PETRO de Venezuela que avanza y con ellos halos de incoherencia como con todas esas monedas virtuales. Se que no carecen de sentido, el hombre peatón, bípedo por ahora, desearía volar y traspasar fronteras con la velocidad de la mente y no de la la luz.
Imaginemos ir a un campo a comprar vegetales a un campesino que no se acopla a los nuevos tiempos, que sea el prototipo de analfabeta funcional tecnológico.¿ En qué computadora o punto para pasar tarjetas de débito o crédito?, ríanse o vamos a reírnos a mandíbula batiente; señores y señoras, estamos cambiando al mundo sin haber hecho los cambios estructurales y mentales. Los más favorecidos siempre serán los grandes; se termina con los anclajes y bancas comerciales, se acaba con el comercio artesanal siempre débil; adiós a los depósitos en oro y diamantes para la acuñación de monedas; cuando acabaron el patrón oro y se decidieron a fabricar dinero inorgánico, el mundo calló. Ojalá estas monedas virtuales no sean otro robo más a la humanidad.