Precisamente por eso creo que muchas veces nuestras acciones son el resultado de las presiones sociales, incluidas las familiares. Pareciera que accionamos conforme a lo que otros aspiran de nosotros, y no en base a lo que nosotros mismo anhelamos. De allí el temor a festejarnos cuando logramos algo, porque siempre creemos que es poco, que no vale la pena, que es mejor hacerlo cuando vayamos por más.
Lo que poco se entiende es que cuando no te alegras por cada pequeño logro, te estás bloqueando a ti mismo, te estás minimizando y estás fortaleciendo tus inseguridades.
Es cuestión de querernos un poquito más.