Totalmente de acuerdo. Gaudí ha sido siempre una de mis pasiones. No sólo admiro en él su desbordante creatividad, sino que, además, es un modelo inspirador. Lejos del éxito y la fortuna, a las que, en realidad, rehuía (murió en la miseria, pudiendo haber sido rico) admiro mucho en él esa valentía para continuar adelante con sus convicciones, dejando un modelo de sí mismo y de su manera de entender la vida y la arquitectura, que era su Legado. En definitiva: su marca personal. Esa misma marca que todos, en la medida de nuestras posibilidades, vamos creando día a día a base de nuestro esfuerzo, de nuestra impulsividad, de nuestra fe en las propias capacidades, que, de algún modo, a todos nos hacen diferentes. Claro, es cierto que no todos somos genios, pero en el Camino siempre podemos aportar una pequeña piedra que dé testimonio de nuestro paso.
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Como muestra de la importancia de cada pequeña piedra solo hay que ver sus diseños con mosaicos de azulejos, preciosidades que van mucho más allá de la famosa salamandra que recibe a los visitantes del Parc Güell.
En efecto, la marca personal es la verdadera huella que dejamos tras nosotros al pasar por este mundo y de eso Gaudí anduvo sobrado. Fue fiel a sí mismo, algo de lo que pocos pueden presumir.
Ah, tengo un selfie con él de unas vacaciones que pasé en Comillas. 😁
El Capricho de Comillas es toda una deliciosa obra, que, junto al Palacio Episcopal de Astorga (hoy día reconvertido en Museo de los Caminos) forma parte de las escasas obras de Gaudí fuera del ámbito de Cataluña. De pequeñas piedras gaudinianas, te regalo este recuerdo del Park Güell: