Muchas gracias por interesarse y leer. Eso que usted señala es también una consecuencia del patriarcado, y lo que usted ve como privilegio, es un sesgo machista. Vea, ¿por qué los hombres tienen ese tipo de limitantes?, pues porque históricamente al hombre, o mejor dicho, a lo masculino, se le asocia la fortaleza, el sustento, el soporte, mientras que a lo femenino lo débil, lo que hay que salvaguardar. De ahí que exista un vínculo muy peculiar con la sangre: antropológicamente a los hombres se les permite derramar sangre y hacer derramar sangre a voluntad, mientras que a las mujeres no, las mujeres derraman sangre ellas mismas pero sin poder controlarlo.
Los hombres también somos víctimas de este sistema opresor. Ya dije que no el patriarcado no es la opresión del hombre sobre la mujer, sino de lo masculino sobre lo femenino, y al hombre no se le tiene permitido ser «débil».