Nuestros viejitos deben ser parte importante en el seno de nuestra familia. Ellos, con sus carencias, ocurrencias y hasta sus enfermedades, son los mejores maestros para la educación emocional de los pequeños y jóvenes. De una manera especial nos ayudan a formar en amor el corazón de nuestros niños y merecen, además, nuestro respeto.
Muchas gracias por tu visita y bello comentario!
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