Placeres hay en satisfacer sencillas necesidades, como tomar un vaso de agua con sed. Difícilmente llegaremos al exceso que nos cause mal, las complicaciones nos vienen aparentemente de los refinamientos, como cuando cambiamos el agua por vino o peor por endulzada cola.
La trampa parece estar en no saciarnos y caer en el exceso y repetirlo hasta convertirlo en hábito.
Un escritor de autoayuda escribió: Puesto que somos esclavos de nuestros hábitos, elijamos buenos hábitos.
Si bien ser un sibarita y disfrutar del placer y el lujo es de lo más deseable, nos conviene estar conscientes de que las circunstancias pueden cambiar y en tal caso hay que estar dispuesto a enfrentar las dificultades, incomodidades y carencias con entereza.
(También los ascetas encontraban placeres en sus privaciones)Un abrazo fuerte @janaveda.
Hola, Félix
¡No te confiéis de excederte con el agua! Se dice, que si se consume demasiado puede llevar a la muerte (hiponatremia). ¡Ah, de los refinamientos! Tenéis mucha razón. Los malos hábitos son nocivos. La trampa está en la falta de templanza y mesura. Claro, en ocasiones, es preferible alejarse de los potenciales sustancias u objetos adictivos. Con respecto a los ascetas, sí, estoy de acuerdo contigo. Ahora, tengo mis dudas en cuanto al goce espiritual y la realidad. Quizás, eso, fue lo que descubrió Siddratha Gautama cuando siguió ese camino.
Feliz fin de semana, mi gran amigo.