Hay eventos que son muy difíciles de procesar desde un principio, especialmente cuando provienen de eventos de gran entusiasmo y tan sagrados, como es el acto de concebir y dar a luz a un hijo. El dolor de la pérdida es inmenso y se requiere tiempo y paciencia para sanar. A pesar de la experiencia profundamente dolorosa que viviste, demostraste una fortaleza única e invaluable. Trabajaste intensamente en tu recuperación física y emocional, preparando tu corazón para acoger a tus hijos con profundo afecto y aprecio. Hoy los abrazas, estás ahí para verlos crecer y brindarles todo el afecto que has reservado para cada uno en su proceso de crecimiento. ✌️
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Gracias por tus palabras. Hoy agradezco el proceso. Dios fue bueno y sigue siendo bueno.