Un giro inesperado que marcó el rumbo de mi vida.

Buen día, amigos de Holos & Lotus. Feliz inicio de semana.

De las vueltas que da la vida y de los cambios que ocurren de repente, de eso, tenemos muchas anécdotas. Y sobre todo aprendizajes. @finec, nos invita a compartir nuestra historia. Esa, en la que por cosas del destino, la vida, Dios primeramente, las cosas dieron un vuelco y lo que parecía que iba a ser de una forma se dio de otra. Las circunstancias se van tejiendo y, por mucho que hayamos planeado algo, termina sucediendo lo contrario.

A veces los giros inesperados traen consecuencias desagradables; otras veces, el resultado es maravilloso y terminamos agradeciendo que la vida haya dado ese tirón para el otro lado.

Un giro inesperado que marcó el rumbo de mi vida.

A lo largo de mis 44 años, he vivido diferentes tipos de experiencias, muchas positivas y algunas que otras, negativas.

Soy de las que me gusta planificar, estar preparada, visualizar lo que haré y analizar los posibles caminos que me puedan surgir. Una de las cosas que más planifiqué fue tener hijos y la vida y el tiempo perfecto de Dios, tenían decidido que, mis 3 hijos llegaran 14 años después de comenzar a buscarlos. Imagínense cómo quedaron mis planificaciones. Por más planes que uno haga, Dios, es el que tiene la última palabra.

Cuando por fin logré quedar embarazada, sentí que ahora sí tomaba rumbo mi vida y que todo lo que había hecho estaba dando sus frutos. Me entusiasmé entonces en planificar todo lo que tenía que ver con la llegada de mi primer bebé. Elegir nombres, imaginarme con él o ella en brazos, imaginar su cara, sus primeros pasos y todo, todo, lo que puede pasar por la mente de una mujer que ha anhelado ser madre durante más de una década.

La vida dio un giro inesperado y perdí al bebé. ¿Qué digo un giro? Eso fue, un revolcón inesperado, una sacudida, un caerse de las nubes y llevarse tremendo golpe. Toda la alegría por aquel sueño cumplido. Todas las ilusiones perdidas. Ver la tristeza en la cara de mi esposo. Ver y sentir mi propia tristeza. Encontrarnos en punto de partida de nuevo, pero esta vez devastados. Fue una situación muy fuerte, que todavía, aun cuando la recuerdo, se me eriza la piel y el corazón se me encoge.

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Fuente

¿Cuál fue la lección de aquel cambio del destino? Cuidar de mi salud. Aprender a comer sanamente. Descubrimos que mi cuerpo estaba siendo resistente a la insulina a causa de mis malos hábitos alimenticios y que además estaba presentando hipotiroidismo, lo que hacía que se me dificultara mucho quedar embarazada.

Comencé a cuidarme en todo sentido, tanto física, como mentalmente. Aprendí a amar mi cuerpo. Me di mi tiempo para recuperarme y canalizar mis tristezas. Me levanté de nuevo, y de la mano de mi esposo y mis afectos, emprendí el camino de buscar a mis bebés, pero esta vez cuidándome a mí también, para que mi cuerpo los pudiera recibir, cobijar, fabricar y traer al mundo.

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Esta fotografía me pertenece. Aquí embarazada de mi primera hija.

Comenzaron a llegar 6 meses después de aquella pérdida. Y se dieron un espacio de tres años cada uno. Son: mi hija Eileen (12 años), mi hija Viviana (9 años) y mi hijo Álvaro (6 años). Niños que llegaron gracias a que aquel bebé, partió para avisarme que debía cuidarme.

Y así, dio mi vida un nuevo giro, ahora cargado de alegrías, ocurrencias, caos y más caos, pero caos del bueno, de ese que te recarga y te hace sentir vivo. Soy afortunada.

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Esta fotografía me pertenece. Aquí con mis 4 hijos.

Sort:  

Ja,ja,ja. Mis cuatro nietos. Me hizo reír ese Willy.
Me hace feliz leerte, hija, tú sabiduría para aprender a amarte ha sido definitiva para lograr la maternidad y la felicidad.

Yo me sorprendí de lo blanca que me veo ja, ja, ja,. Will es tu nieto, claro que sí. Definitivamente, aprender a cuidarme y quererme me regaló a mis tres piojitos. Abrazos Má.

Hay eventos que son muy difíciles de procesar desde un principio, especialmente cuando provienen de eventos de gran entusiasmo y tan sagrados, como es el acto de concebir y dar a luz a un hijo. El dolor de la pérdida es inmenso y se requiere tiempo y paciencia para sanar. A pesar de la experiencia profundamente dolorosa que viviste, demostraste una fortaleza única e invaluable. Trabajaste intensamente en tu recuperación física y emocional, preparando tu corazón para acoger a tus hijos con profundo afecto y aprecio. Hoy los abrazas, estás ahí para verlos crecer y brindarles todo el afecto que has reservado para cada uno en su proceso de crecimiento. ✌️

Gracias por tus palabras. Hoy agradezco el proceso. Dios fue bueno y sigue siendo bueno.

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Curated by palomap3

Viviana con los labios y las uñas pintadas. Y el hijo más chiquito.
Saludos y bendiciones.

Vivi es muy coqueta. Bendición tía.

Dios te bendiga mucho con salud perfecta.
Saludos

@tipu curate 8

Gracias!