No sé si lo he mencionado antes, pero escribir acá me ayuda a liberar pensamientos y me funciona como excelente método de catarsis.
Acá en mi ciudad y estoy segura que en la mayoría del territorio venezolano, ya se están celebrando actividades festivas con motivo del carnaval. Y mis hijos están súper emocionados.
Con todos los acontecimientos que últimamente demandan gran paciencia de mi parte, me vi casi envuelta en un estado de ánimo apático, donde no me provocaba "celebrar" o realizar ninguna actividad. Y digo casi, porque gracias a la energía de mis hijos, que me recarga y me devuelve a la vida, cambié de opinión.

Los trillizos cuando estaban pequeños. Ojo, los tres son primos, pero son trillizos.
Verlos tan activos, llenos de energía e increíblemente creativos, me llevó a preguntarles: "Y ustedes, ¿a quién salieron así?" y riendo respondieron: "A ti mamá". Y bum, pasó. Me acordé que quién soy y cómo soy. De lo alegre que me gusta ser, de la cantidad de cosas que me gusta crear e inventar para pasarnoslo bien. Así que, me dije a mí misma: "Mí misma, no importa si se va la electricidad, inventemos algo para pasar el rato. No importa si quitan el agua, alguna cosa se nos ocurrirá para divertir a los niños".
Y así nos pusimos manos a la obra para que los niños disfrutaran de un carnaval a su estilo. Un estilo sencillo, fresco y agradable. Mi esposo les colocó una manguera, más larga que llegara al centro del patio y allí se pasaron el día entre primos, mojándose y jugando un sin fin de juegos donde la protagonista era el agua y el objetivo era terminar empapados.
Ahora bien. Quise compartir esta publicación, porque pude reconocer un bajón en mi estado de ánimo y sentí que conversarlo, acá en esta comunidad, donde buscamos el equilibrio en nuestro bienestar, sería de mucha ayuda para mí, (por lo de hacer catarsis) y que quizás alguno de ustedes esté pasando por una situación de bajoneo y mis palabras le ayuden a dar un empujón y levantar el ánimo.
Aferrarse a las anclas, para que la corriente no nos lleve:
Leí una vez que, así como las embarcaciones tienen un instrumento para poder sujetarse en el mar y no irse a la deriva. Nosotros las personas también podemos contar con elementos tangibles o intangibles que nos ayuden a mantenernos firmes en el lugar en el que queremos estar.
¿Y dónde queremos estar? Estoy segura de que la gran mayoría de nosotros tenemos un sitio ideal y que ese sitio se nos hace necesario, porque es donde encontramos, paz, tranquilidad, amor, compañía, alegría, risas, salud, confort y mucho más. Todas las cosas positivas que nos hacen vibrar en bienestar.
Cuando la situación alocada del país me quiere arrastrar a su vorágine de caos y de repente siento que me estoy dejando llevar, me aferro a mis anclas y recibo una recarga de emociones tan agradables que es como si me inyectaran de nuevo con todo lo que de alguna forma voy perdiendo en el camino.
Pensé en disfraces, fiesta de carnaval, paseos a la playa o al río, actividades y más actividades que de alguna forma se nos están presentando muy difíciles de realizar. Y cuando me aferré a mi ancla, que es la risa de mis hijos, pensé: "Oye, ¿qué estoy buscando con todas esas actividades que por ahora no puedo realizar? Pues, nada más y nada menos que la alegría de mis hijos. Verlos felices me llena de dicha y recarga todas mis energías, es mi ancla. Y mis hijos son muy fáciles de hacer felices. Son seres tan alegres y empáticos, que se emocionan con las simples cosas. Y la vida está hecha de la unión de las simples cosas.
Así que, me olvide de querer seguir la "costumbre" de celebrar como celebran los demás y me dediqué a disfrutar al ver como celebran mis hijos.
Y los veo y pienso que, definitivamente, la vida es un carnaval:
La vida es un carnaval, como decía la gran cantante cubana Celia Cruz. Con subes y bajas de emociones. Se pinta cada día de colores diferentes, que a veces van desde los tonos más grises, hasta los más coloridos y brillantes. La vida tiene música propia, que suena y nos va llevando a su ritmo. Muchas veces nos llena de confetis y caramelos, otras veces, nos toca ver caer las golosinas a pocos metros de distancia y no nos da mucho chance de ir a recogerlas. Pero generalmente está llena de vida, de algarabía, de emociones que podemos encontrar en las cosas simples, tan sencillas como una taza de café, o de té, o un jugo bien frío y refrescante, y es que así como el carnaval que es variopinto, así somos las personas, y cada quién tiene su forma de verle el brillo a su carnaval, es decir, a su vida. Lo importante es ver ese brillo y saber que existe.
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Échale , échale , echaaaaleeee.
Esas palabras fueron traumáticas.
🤣🤣🤣. Mis carnavales horribles son historias.
Escribe el libro.
Exitos, Dios te bendiga mucho con salud perfecta.
Cuando me «bajoneo» pienso en un momento cuando estuve muy mal y me digo: «ahorita no me está pasando eso» y me obligo a ver el presente y respirar profundamente.
Yo hubiese empezado ese juego de echarnos agua porque el calor así lo exige. Me contenta saber que rieron y disfrutaron como solo ellos saben hacerlo.
Dios me los bendiga y cuide. Abrazo.